Luego que investigaciones recientes han revelado que los vehículos eléctricos no son tan ecológicos como se piensa, algunos fabricantes de automóviles están considerando el uso de combustibles alternativos para motores de combustión y, al mismo tiempo, avanza con planes para nuevos modelos de vehículos eléctricos.
Por ejemplo, Toyota anunció que comenzará a explorar opciones de combustible más respetuosas con el medio ambiente para los vehículos de combustión tradicionales. Estas alternativas de combustible se derivan de la biomasa e incluyen hidrógeno y combustibles sintéticos.
Este impulso por la innovación en combustibles surge a la luz de una investigación que ha expuesto el impacto ambiental de los vehículos eléctricos.
Aunque las emisiones de carbono que provienen de conducir un vehículo eléctrico son notablemente más bajas que las de los motores de combustión, la producción de carbono en el proceso de fabricación de un auto eléctrico sigue siendo significativamente más alta.
Siendo más específicos, la fabricación de un vehículo eléctrico producirá, en promedio, una producción de carbono un 70 por ciento más alta que la producción de un automóvil modelo de gasolina. De esta manera, son necesarios nueve años de conducción, o alrededor de 110,000 kilómetros, para compensar esa huella de carbono.
Además del impacto de la fabricación de vehículos eléctricos, existente un problema más, se trata de la capacidad de reciclar baterías de iones de litio al final de su vida útil de los automóviles eléctricos.
Al día de hoy, solo se recicla el 2 por ciento de los desechos de iones de litio, mientras que el resto termina en un vertedero; si hay un aumento en el uso de automóviles eléctricos en un futuro cercano, este problema solo seguirá creciendo.
Otros expertos de la industria mantienen la esperanza de que una combinación de la adopción de vehículos eléctricos y la investigación de fuentes de combustibles alternativas pueda conducir a un futuro mucho más ecológico para la industria automotriz.
