Dentro de la inmensa historia de los motores a combustión podríamos hacer un álbum autobiográfico de cada componente. Todos son importantes, no hay alguno sin el que una máquina funcione adecuadamente. Quizás, los que más escuchamos mencionar sean de los que más tengamos noción, ya sea porque la relación entre estos y nuestros autos sea muy cercana como por ejemplo: los carburadores en los autos clásicos, el booster de los frenos, la “licuadora” de las direcciones hidráulicas, el chicote del acelerador… podría pasarme el texto entero haciendo una lista interminable.
Sin embargo, hay un componente que al pasar de los años, se ha mantenido fiel a sus principios, básicos por cierto, pero muy efectivos, y sin temor equivocarme, es lo mejor que le pasado a la mecánica: el sistema turbo. Repasemos algunos datos:
- El turbo nació en los años 20´s
- Sus mejores aplicaciones comenzaron en los años 70´s
- Usos comunes: Industria automotriz, marina, agrícola.
- El primer motor turboalimentado se construyó en 1938.
- Beneficios: Incremento de potencia, mejor consumo de combustible y reducción de emisiones.
Con las nuevas tecnologías mecánicas y las plataformas estructurales desarrolladas cada vez más ligeras que favorecen al down size o reducción de cilindrada, el sistema turbo es más popular que nunca.
A veces mal utilizado
Si bien la misión de un turbocargador es aprovechar el aire caliente del escape, enfriarlo e inyectarlo a presión dentro de la cámara de combustión con el fin de tener más potencia, las tecnologías de los motores actuales permiten hacer más eficiente el consumo de combustible de un auto mediante modernos sistemas de inyección en combinación con un turbocargador. Lamentablemente, muchos conductores creen que todos los autos turbocargados son para correr y la realidad es que no, a menos que se trate de un auto deportivo declarado, un coupé, o algún turismo.
Solo en estos casos, el auto podrá resistir un poco más los embates del entusiasta pie derecho, pero si, por el contrario, se trata de un auto convencional o una SUV, prepárate porque no pasará mucho tiempo antes de que veas salir humo negro por el escape y entonces sea demasiado caro (quise decir tarde).
La potencia y el manejo de un vehículo turbocargado puede llegar a ser tan seductora como adictiva. Eso está bien siempre y cuando seamos conscientes de nuestras habilidades al volante, sin embargo, también habrá que ser conscientes del alcance económico que implica su mantenimiento. En cinco puntos, te diré como ahorrarte muchos dolores de cabeza:
1. El manejo
Lo peor que le puedes hacer a un motor turbo es “castigarlo”, revolucionar el auto hasta que el sistema cargue y entonces salgas disparado en cada semáforo. Esta situación, además de insegura, implica un sobrecalentamiento de todos los componentes (propelas, cojinetes, líneas de refrigeración, carcasas o juntas). Al turbo hay que entenderlo, darle su tiempo y ser consientes de que la demora (turbo lag) siempre va existir porque sencillamente es aire lo que hay que mover; física elemental.
Un vehículo turbo ama la carretera, los caminos sinuosos, los tramos de alta velocidad; ¿Quieres disfrutar realmente de esa sensación? Sal a manejar los fines de semana, asiste a track days controlados y seguros, pero sobre todo, aprende a conocer tu auto.
2. Mantenimiento
Esta es la parte más delicada, ya que dependiendo qué tan bien lo hagas, alargarás la vida del sistema o definitivamente lo matarás. Un auto turbocargado de uso diario idealmente debería realizar un servicio básico por lo menos cada seis meses o 10 mil kilómetros. Hay quienes lo realizan cada 5 mil kilómetros, lo cual es muy válido pues quizás se trate de algún auto que sale a carretera cada ocho días, está modificado, etc.
- Mantenimiento básico: Cambio de aceite sintético, filtro de aceite, filtro de aire, calibración electrónica.
Costo: desde $4,000 pesos, aproximadamente.
- Mantenimiento completo: Agregar a lo anterior, el lavado y calibración de inyectores, cambio de bujías, revisión de válvulas, líneas de aceite y refrigeración.
Costo: desde $ 8,000 pesos, aproximadamente.
3. Cuidados
Además de los cuidados (no es lo mismo que mantenimiento) que cualquier motor necesita, es necesario monitorear los siguientes puntos. Esto ayudará mucho a mantener con buena salud el sistema turbo.
- Mangueras e intercooler: El desgaste puede ocasionar fugas de aire o que se tapen, sobre todo en los autos con kilometraje avanzado.
- Válvulas: Idealmente es mejor no manipularlas, pero si están en mal estado hay que cambiarlas ya que puede no haber potencia o que el turbo no “cargue” o inyecte aire adecuadamente.
- Filtro de aire: mantenlo siempre limpio, después de él ya no hay ninguna barrera hasta las propelas de turbocargador, si una partícula sólida llegase a entrar, ve preparando la cartera. Este punto se agudiza con los filtros de alta inducción de aire.
- Aceite y aditivos: Mantén siempre el nivel óptimo de aceite, es vital que los componentes internos del turbo se lubriquen. Puedes utilizar algún aditivo cerámico para prevenir la fricción de piezas internas, sobre todo al arranque.
- No apagues inmediatamente: Antes de apagar tu auto, sobre todo cuando circulas por carretera o a ritmos alegres, espera de tres a cinco minutos para dar tiempo a que el sistema de refrigeración y lubricación se estabilicen. Si cortas la energía, se interrumpe el abasto, esto genera daño a los componentes con el paso del tiempo.
4. Modificaciones
Este punto es tan emocionante como delicado, pues hay una enorme lista de posibles upgrades para un motor turbo, desde los más básicos como el cambio de válvulas de vacío o el sistema de inducción, hasta las más complejas como la sustitución de todo el sistema de escape, intercooler y/o reprogramación electrónica (en el caso de autos actuales). Los resultados son increíbles, muy satisfactorios, pero ¡ojo! un auto modificado requiere el doble de atención, hablando de mantenimientos, pero sobre todo, de mucho profesionalismo al momento de “meterle mano”, así que antes de hacer nada, asesórate, busca establecimientos serios y profesionales, o tu auto y tu cartera sufrirán las consecuencias.
5. Costos
He mencionado el precio de un par de mantenimientos, pero considera que estos dependerán de la marca y modelo de tu automóvil. El sistema turbo tiene, en esencia, el mismo principio y funcionamiento, físicamente hablando, sin embargo, cada marca automotriz aplica de manera muy distinta su propia tecnología para que un vehículo turbocargado cumpla lo que promete comercialmente hablando, y es justo de este apartado de donde dependerá el costo de sus mantenimientos:
- ¿Es más caro que el de un auto normalmente aspirado?
La respuesta es sí.
- ¿Si no lo realizas, es seguro que falle?
90% de probabilidades
- ¿Vale la pena?
Mucho, te vas a divertir.