No obstante que el automóvil llegó a revolucionar la movilidad de las personas en todo el mundo, tras su aparición existían una serie componentes que rápidamente pasaron a ser obsoletas, y otras tantas tardaron un poco en evolucionar.
En el caso especifico del arranque del motor del automóvil, no existía nada de lo que vemos en la actualidad, si no se hacía por medio de una llave, ya ni hablar de un encendido por medio de botón como es la tendencia de hoy.
Hace 130 años las cosas eran totalmente diferentes. Dentro de las soluciones que tuvieron los primeros automóviles estaba la manivela para arrancar el motor de combustión. De esta manera, en lugar de girar una llave o presionar un botón desde el interior del vehículo, se tenía girar varias veces una manija, situada en el frente de la carrocería, para dar vida a la máquina.
Curiosamente, los pioneros Gottlieb Daimler y Carl Benz, que desarrollaron sus automóviles casi de forma simultánea, eligieron dos variantes de arranque muy diferentes para sus primeros vehículos.
Benz inicialmente tenía un volante montado horizontalmente mientras que Daimler usaba una manivela. Pero el procedimiento no fue en absoluto una cuestión simple. Arrancar un automóvil con manivela pareciera una labor sencilla, pero en realidad era -o es para quienes tienen un modelo de colección- un trabajo realmente pesado.
Y es que hacer girar un motor requiere de un esfuerzo físico considerable. Además, el automovilista debía estar preparado para un hacer varios intentos o para evitar lesiones en los brazos, como la temida “fractura del chofer”, que es la rotura del antebrazo.
Fue en 1910, cuando el procedimiento de arranque de motor comenzó a cambiar un poco. Los automóviles comenzaron a equiparse con un interruptor de llave, que completó el circuito para el sistema de encendido y, al mismo tiempo, lo protegieron contra el robo del vehículo.
Sin embargo, este sistema todavía estaba muy alejado de una llave de encendido porque después de accionar el encendido, se tenía que arrancar el motor.
Debido a que arrancar el motor de un automóvil era peligroso e incómodo, el arrancador eléctrico se hizo cada vez más común en esa época, comenzando con los modelos de alto rendimiento. De esta manera, un generador eléctrico compacto se daba a la tarea de arrancar el motor de manera confiable.
Por medio de esta solución, el conductor solo tenía que abrir el circuito de encendido para el arranque. Esta simplicidad ayudó a los automóviles con motores de combustión interna a lograr un gran avance. Sin embargo, la manivela a menudo todavía se incluía con el kit de herramientas de un automóvil.
A partir de la década de 1920, el encendido combinado y el interruptor de arranque se hicieron cada vez más populares; en ese momento se consideraba un producto de alta tecnología. Al girar la llave, el conductor cerró el circuito y ejecutó el motor de arranque de una vez. Además, el interruptor de encendido era otra característica antirrobo porque después de quitar la llave, el volante se bloqueaba en una posición fija.