La palabra clave con el 911 es consistencia. No deportividad, ni precisión. Porque para mantenerse como el absoluto referente en materias de autos deportivos, no solo te basta con estilo e ingeniería, tampoco con mera potencia y aunque no lo creas, tampoco basta un nombre con historia. El 911 tiene algo que no muchos autos tienen, que es la manera en que honra una filosofía. Ese mantra es el alma del 911 desde siempre y es por eso que no me atrevería a llamar a ninguna generación como "mediocre". Porsche ha sabido ser consistente en su fórmula, añadiendo cosas, restando otras, pero siempre siendo fiel a esa conexión lineal entre maquina y piloto.
Y el auto que más se acerca a esa filosofía pura, es el 911 GT3, nomenclatura que se homologa con la categoría que lleva el mismo nombre y para la cual fue creada esta versión, que celebra 20 años.
El primer GT3 debutó en el Salón de Ginebra, allá por 1999. Su desarrollo tuvo al bicampeón del mundo de rally Walter Röhrl, el ingeniero de competición Roland Kussmaul y los especialistas de Porsche Motorsport en Weissach, quienes lograron traspasar lo máximo posible de su experiencia en pista a un auto que pudiera ser patentado para la calle. El purismo de su motor bóxer aspirado, su transmisión manual y la tracción trasera, lo transformaron en un digno heredero del Carrera 2.7 RS. El 911 GT3 no llegó con las manos vacías a los faroles de la muestra helvética, había recorrido el loop norte de Nürburgring en menos de 8 minutos.
Tan excepcional rendimiento fue posible no solo por su motor bóxer procedente de las carreras, sino también gracias a una precisa puesta a punto de todo el vehículo. Por ejemplo, la altura al suelo del chasis fue reducida en aproximadamente 30 milímetros y los frenos fueron mejorados. La transmisión manual de seis cambios provenía del Porsche 911 GT2. Las relaciones de cambio, la geometría del eje, las barras estabilizadoras y la suspensión se podían adaptar según el tipo de circuito. La construcción ligera se antepuso al confort. Otra señal distintiva de los orígenes del 911 GT3 en competición fue el alerón trasero fijo. Como opción, los clientes podían pedir el auto como variante Clubsport, que también incluía las barras antivuelco atornilladas.
La producción del 911 GT3 comenzó en Weissach en mayo de 1999. Como punto de partida para su homologación en competición, sentó las bases para el exitoso 911 GT3 Cup y para las versiones de carreras más evolucionadas, el 911 GT3 R y GT3 RSR, que lograron brillantes resultados en los campeonatos monomarca y en las carreras de GT de los años venideros.
Después de los grandes éxitos del primer 911 GT3, Porsche ha presentado cada tres o cuatro años una nueva evolución del modelo. En 2003, la potencia del motor bóxer aumentó de 360 Hp a 381 Hp gracias al uso de la tecnología VarioCam, un sistema que controla de forma continua la distribución variable del árbol de levas. El GT3 también podía pedirse con el reconocido sistema de frenos Porsche Ceramic Composite Brake (PCCB). El siguiente incremento de potencia, hasta los 415 Hp, llegó tres años más tarde. Y por primera vez, el GT3 incorporó la suspensión activa Porsche Active Suspension Management (PASM). En 2009, los ingenieros subieron el cubicaje del motor seis cilindros a 3.8 centímetros cúbicos y la potencia a 435 Hp. El nuevo alerón trasero y los bajos completamente carenados consiguieron incrementar la carga aerodinámica a más del doble en comparación con su antecesor.
Cuando el 911 cumplió 50 años, en 2013, se presentó la quinta generación del 911 GT3, nuevamente en Ginebra. El motor, la transmisión, el chasís y la carrocería eran completamente nuevos. El propulsor atmosférico de 3.8 litros y 475 Hp iba unido, por primera vez, a la transmisión de doble embrague Porsche Doppelkupplung (PDK). También fue estrenado un eje trasero direccional activo. El nuevo 911 GT3 mostró sus credenciales con una vuelta al Circuito Norte de Nürburgring en solo 7:25 minutos, más de medio minuto más rápido que el tiempo logrado por el primer GT3 en 1999.
La más reciente versión del 911 GT3 fue lanzada en 2017. El desarrollo se centró en el motor bóxer: su cilindrada aumentó a cuatro litros y la potencia a 500 Hp. Porsche también tuvo dos sorpresas para los más puristas. Por un lado, como alternativa a la transmisión PDK, una nueva transmisión manual de seis velocidades y un discreto Paquete Touring, en el que se reemplaza el alerón trasero fijo por un spoiler automático, rememorando a la variante más moderada del legendario Porsche 911 Carrera RS 2.7 de los setenta.
Las versiones de competición del GT3 han escrito la historia de las carreras. Además de innumerables victorias en su categoría, el GT3 ha logrado numerosos triunfos absolutos en las principales pruebas de resistencia; entre ellas, las 24 Horas de Spa, las 24 Horas de Daytona y las 24 Horas de Nürburgring, que ha ganado en siete ocasiones desde el año 2000. El haber incorporado siempre la experiencia y las innovaciones del mundo de la competición al desarrollo de la siguiente versión de calle es parte de la receta del éxito del Porsche 911 GT3. Por eso no es de extrañar que alrededor del 80 por ciento de los 911 GT3 producidos hayan sido utilizados asiduamente en los circuitos.