La historia es simple, el reporte de Mercedes-Benz inicia diciendo: “Daimler AG comenzó el año con un clima económico desafiante ingresos estables y ganancias moderadas. Las ventas totales del Grupo descendieron un 4% completando 773,800 vehículos privados y comerciales.”
“Luego de revisar los números y alineados con el asociado (Nissan), se decidió no producir la Mercedes-Benz Clase X en Argentina”
La historia no sería tan compleja, pero varios (muchos) párrafos más abajo nos topamos con la confirmación de una sospecha. En palabras textuales, el Grupo se expresó así: “Luego de revisar los números y alineados con el asociado (Nissan), se decidió no producir la Mercedes-Benz Clase X en Argentina” Entre las causas se puede leer que las ganancias fueron impactadas por el incremento de costos para nuevas tecnologías, costos de lanzamiento de nuevos productos y efectos en la variación de la tipo de cambio (fuerte devaluación del peso).
A mediados de 2018 Nissan anunciaba oficialmente la producción de la Frontier en la planta de Santa Isabel, Argentina. La fábrica anunciaba una capacidad anual de 70,000 unidades que se repartirían entre la pick up de Nissan, su prima hermana la Renault Alaskan y la hermana política, Mercedes-Benz Clase X. El proyecto requirió una inversión de 600 millones dólares y tenía la capacidad de generar 1,000 empleos directos y otros 2,000 de manera indirecta.
De la Clase X argentina solo alcanzaron a fabricarse algunas unidades de pre-producción e incluso fueron enviadas unidades a Europa para corroborar su calidad. De momento, en otros mercados, se mantendrá la distribuición de las Clase X de procedencia española.
Vale agregar, que ya hay rumores donde Mercedes-Benz anda buscando otros socios fuera de la alianza Renault-Nissan. El proximo gerente y sucesor de Dieter Zetsche en Daimler, Ola Kallenius, asumirá el 22 de mayo su nuevo cargo y ya ha hecho explícito que quiere revisar los vinculos con la estructura franco-japonesa.
