Hace poco, General Motors sacudió el avispero con el anuncio de un brutal ajuste en Estados Unidos, que enfureció incluso al mismo Donald Trump. La compañía liderada por Mary Barra de dispuso a cerrar cinco plantas, con una gran cantidad de despidos incolucrados. Sin embargo, entró en juego un nuevo actor: Tesla.
Elon Musk, la figura más importante de la marca de autos eléctricos, dijo que estaría dispuesto a comprar alguna de las plantas que GM piensa cerrar en 2019. Recordemos que Tesla ya hizo cosas similares, cuando en 2010 se quedó con NUMMI, una fábrica clausurada que le pertenecía a GM y a Toyota. Hoy, esa planta produce más de 300,000 autos de manera anual.
En diálogo con la cadena CBS, Musk señaló que el objetivo de Tesla "es acelerar el advenimiento de los vehículos eléctricos, transporte sostenible y tratar de ayudar al medio ambiente. Es el problema más serio que enfrenta la humanidad", en un desafío abierto a las políticas oficiales del gobierno estadounidense. Recordemos que Musk se abrió del gobierno de Trump luego de su negativa a participar del Acuerdo de París por el Cambio Climático.
El malestar con GM no se disimula por los pasillos de Washington, más con el comportamiento de Tesla o de FCA, que anunció la reapertura de una fábrica para motores de Jeep. Así, GM queda en el ojo de la tormenta por su decisión de recortar la producción con la excusa del boom de las SUVs, al igual que ya hizo Ford.