Antecedentes
Apenas hace poco más de dos años, Infiniti sorprendió a propios y extraños con la presentación del bien logrado reemplazo del G37, me refiero por supuesto al Q50.
Este modelo sentó las bases tanto en materia de diseño como de tecnología para los futuros modelos de la marca. Y aunque sigue siendo el único modelo completamente nuevo que tiene Infiniti, – por lo menos hasta el inicio de ventas del atractivo coupé Q60 – las actualizaciones del resto de la gama han adoptado el citado lenguaje de diseño.
El G37 ya era el sedán no alemán de mejor manejo dentro de los premium, algo que no solo mantuvo el Q50, sino que superó a su predecesor. Sin embargo, desde hace tiempo la marca venía coqueteando con la idea de entregar un vehículo más rabioso y para los puristas (el Eau Rouge que lamentablemente se quedó solo en concepto). Un exponente que hiciera que esos exigentes compradores que adquieren las variantes más sofisticadas y poderosas de los, A4, Serie 3 o Clase C no pudieran descalificar o minimizar.
Así nace el Infiniti Q50 400 Sport, un sport sedán que nada tiene que envidiar a los alemanes e incluso puede ponerlos en muchos predicamentos.
Precio: $834,900 pesos
Características técnicas y mecánicas
Queda claro que el as bajo la manga de este Q50 400 Sport es el motor, se trata de una maravilla de la ingeniería y de la cual podríamos hablar largo y tendido. El primer exponente de una totalmente nueva familia de motores denominada VR, en este caso un V6 de 3.0 litros biturbo que es capaz de entregar nada más que 400hp y 350 lb-pie de fuerza de torque administrados por una eficiente caja automática de siete velocidades que como en un buen sedán deportivo, envía la potencia al eje posterior.
Los pequeños turbos enfriados por agua son capaces de girar hasta las 240 mil rpm, lo que se traduce en una respuesta sin turbo lag y sumamente lineal.
Otras novedades mecánicas de este Q50 400 Sport en relación con sus hermanos menos vitaminados son el ajuste en la Dirección Electrónica Asistida para ofrecer mejor feedback al conductor, algo muy importante, puesto que como es bien sabido en este auto ya no hay conexión mecánica entre ruedas y volante.
Por último, estrena una rapidísima suspensión adaptativa controlada electrónicamente que monitorea de manera instantánea variables como: condiciones del camino, balanceo de la carrocería y rebote de los amortiguadores para plantarse de la mejor manera posible bajo cualquier circunstancia.
Evidentemente y como buen auto premium, el equipamiento de seguridad es muy completo y además de los elementos obligados como: Bolsas de Aire, ABS, ESP, Control de Tracción y Cámara de Reversa encontramos: control de crucero inteligente, alerta de cambio de carril, sensor de punto ciego, cámara de 360° y alerta de colisión.
Confort
El habitáculo ofrece una experiencia muy buena, todo lo que vemos y tocamos se percibe de excelente calidad, ya sea el cuero con el que están forrados los asientos, paneles de puertas, volante o pomo de la palanca de cambios, la botonería o bien los insertos que por cierto son de aluminio genuino.
La única queja es que la ergonomía no es muy buena, hay demasiados botones y muy separados unos de otros, para empezar tenemos un set de dos pantallas una de siete pulgadas y otra de ocho dispuestas una encima de la otra. La inferior cuenta con una interfaz similar a la de una Tablet y desde la cual podemos controlar funciones relacionadas con la dirección, teléfono móvil o sistema de audio. Hay varios botones apilados a los costados del display inferior que sirven para diversos elementos y que pareciera que están ahí porque los diseñadores no encontraron otro lugar mejor para alojarlos.
La pantalla superior por su parte, prácticamente queda delegada para funciones como el navegador o cámaras de visión periférica.
En la consola central tenemos algunos otros controles, uno de ellos circular y que aunque pareciera hacer las funciones de un iDrive, está limitado a los modos de manejo.
El punto es que la usabilidad no es simple y transmite hasta cierto punto una innecesaria complejidad en la cabina, aunque eso sí, se percibe llena de gadgets y tecnología.
En cuanto a comodidad, el Q50 400 Sport ofrece buen espacio y posición para los pasajeros delanteros, quizá un poco baja, pero nada grave, mientras que en la segunda fila la habitabilidad sí es reducida, o por lo menos así se siente, adecuada para dos pasajeros adultos de talla media, acomodar a un tercero aun siendo un niño ya comprometería el confort de los tres ocupantes.
Manejo
Tras el volante, esta nueva versión 400 Sport no hace más que amplificar las virtudes que ya le conocíamos al Q50. Si el comportamiento ya era bueno y se mostraba noble y predecible, ahora con la suspensión adaptativa lo hace todavía mejor. Se siente ágil y se planta transmitiendo confianza absoluta.
Por su parte, la dirección aunque se sigue percibiendo artificial, ya NO transmite ese cambiante comportamiento que confundía al conductor, ya que a veces parecía ser rápida y otras lenta, pesada o sobre asistida. Y es que tiene tanta capacidad para modificar la respuesta dependiendo de aspectos como la velocidad que terminaba por enredarse, por lo que las modificaciones le vinieron de maravilla.
No podemos dejar de mencionar los frenos, que muestran la misma capacidad para detener la masa de 1,767 kg, como la tiene el increíble V6 de catapultar al Q50 400 Sport de 0 a 100 km/h por debajo de los cinco segundos.
Sin embargo, lo más impresionante de esta nueva planta de poder es la manera de entregar poder desde abajo, el turbo lag es inexistente y pareciera que se trata de un gran V8 de esos que torquean desde bajo régimen. Además conforme sube de vueltas, la entrega de par se mantiene constante, para así ofrecer en todo momento aceleraciones satisfactorias y que nos pegan con fuerza al respaldo del asiento.
Conclusión
En definitiva, el Infiniti Q50 400 Sport es un vehículo perfectamente capaz de conquistar a los exigentes puristas que buscan un sedán deportivo potente, rápido y de buen manejo. Solo hace falta que le den una oportunidad.
Y es que la propuesta es por demás interesante, ya que si revisamos las cifras de potencia ofrecidas por el BMW 340 que ofrece 326 hp, hace el 0 a 100 km/h en 5 segundos y tiene un costo inicial de $834,900 pesos (sí exactamente el mismo y esto nos deja claro a quien apunta el Q50 400 Sport) o bien el Mercedes-AMG C43 cuyo caballaje es de 367 hp, hace 0 – 100 km/h en 4.7 segundos y que lamentablemente no se vende en México, el Infiniti resulta un gran negocio.
Es cierto, el Infiniti Q50 400 Sport no está al nivel de un M3 o un C63, pero tampoco pretende estarlo, de hecho la idea es explotar justo ese espacio entre un 340 y un M3, tal y como lo hacen los modelos S de Audi, que se ubican entre las versiones mainstream y los bestiales RS.