
La historia del automóvil en México tiene más de un siglo, pues estando pegados con Estados Unidos, era imposible que los primeros vehículos fabricados en la Unión Americana no cruzaran el Río Bravo. Obviamente, traídos por las altas esferas del país que, en la época del Porfiriato, aspiraban a ser tan sofisticados como en Europa o en las grandes ciudades estadunidenses.
Desde finales del siglo XIX e inicios del XX, las calles sin pavimentar de la Ciudad de México escuchaban el ruido de los primeros motores de combustión, que con su empuje eliminaban la necesidad de tener que usar caballos para tirar del carro.
En 1903 se crea el Automóvil Club de México, una iniciativa de Pablo Escandón, Julio M. Limantour, Manuel Buch y Ramón Corona, quienes buscaban emular los clubes que habían conocido en otros países y, en ese mismo año, se organizó la primera carrera de autos en el país, en el extinto Hipódromo de Peralvillo.
Esta asociación fue la encargada de comenzar a trabajar en las regulaciones de tránsito y en la infraestructura, de la mano del gobierno mexicano (en el que tenían injerencia de forma directa o por algún familiar).
Por supuesto que el Ford Modelo T no tardó en arribar al país hacia finales de la primera década del siglo XX, traído por importadores que comenzaron con el negocio de la distribución de vehículos, y que sabían que ese auto de Henry Ford, iba a marcar una época en la historia del motor por su durabilidad.
Justo por esa época, Henry Ford comenzó la expansión mundial de la Ford Motor Company, una empresa que vendía alrededor de 50% de los vehículos comercializados en Estados Unidos, lo que le dio una enorme fuerza económica para llevar su marca a otras regiones.
En 1911 abrió su primera planta en Europa, instalada en Manchester, Inglaterra, mientras que en 1917 inició a producir el Modelo T en Argentina y para 1923 abrió Ford Motor Company de Brasil. Desde 1904 tenía también operaciones en Canadá.
Un año más tarde, envió una comitiva a México para comenzar las negociaciones con el gobierno mexicano para la entrada directa de la compañía al país, un paso fundamental para un mercado donde los Modelo T eran prácticamente el grueso del parque automotriz nacional.
Tras varios análisis y revisiones, llegaron a la conclusión de que comercialmente tenía sentido poner en México una fábrica de automóviles, así que el 23 de junio de 1925 se constituyó Ford Motor Company, S.A. en el país.
Un año más tarde abrió las puertas de su primera planta de producción en la zona de San Lázaro, al oriente de la Ciudad de México, a la que le siguió en 1932 un segundo complejo muy cerca de La Villa, donde hoy está Plaza Tepeyac.
La huella de Ford en México
Tras ese inicio de operaciones en México, la firma del óvalo azul comenzó a sentar importantes bases en el país, más plantas de producción, en 1954 se fundó la Asociación Mexicana de Distribuidores Ford (AMDF), con lo que se pudo unir a los dealers para generar mejores condiciones de negociaciones y precios.
Para 1962 se abrió la planta de Operaciones de Exportación en Tlalnepantla, dos años más tarde comenzó a operar el complejo de manufactura de Cuautitlán Izcalli, donde actualmente fabrica el Mustang Mach-E, su crossover 100% eléctrico.
Tuvieron que pasar casi 20 años para que diera el siguiente paso en la huella de producción, pues hasta 1983 se abrió una nueva planta, en este caso fue en Chihuahua, para la fabricación de motores, donde actualmente tiene en producción los bloques 2.0L Hybrid, 2.5L, 2.5L Hybrid, 2.5L T6, 1.5L, 4.4L y 6.7L, tanto para productos de manufactura nacional, como para enviarlos a otras operaciones en el mundo.
En 1986 llegó el turno de Hermosillo, un complejo que tal vez sea uno de los más relevantes de Ford en América del Norte, siempre teniendo en sus líneas de producción importantes modelos para la compañía, como lo son en este momento la Bronco Sport y la Maverick.
Todas estas instalaciones de manufactura son de gran relevancia para la corporación global, tanto por sus estándares de calidad, como por las innovaciones que han aportado sus trabajadores, teniendo varias patentes en procesos de manufactura, que hoy se emplean a nivel mundial.
En 2010, en una joint venture con la firma alemana Getrag, abrió en Irapuato la Planta de Transmisiones, de la que tomó el control completo en 2017 y es donde ahora se fabrican unidades motrices primarias para vehículos 100% eléctricos (Mustang Mach-E).
A finales de 2022 inauguró en Naucalpan sus nuevas oficinas corporativas, el famoso GTBC (Centro Global de Tecnología y Negocios), que contó con una inversión de 260 millones de dólares, en 19 hectáreas y 170,000 metros cuadrados de construcción, donde trabajan más de 9,000 personas, tanto en operaciones administrativas, como de ingeniería y otros desarrollos.
Este paso confirmó que México es una pieza clave en las operaciones globales de Ford, pues sólo existen tres GTBC en el mundo: India, Hungría-Rumania y México. El Centro de Ingeniería de Ford de México fue inaugurado en 1964, actualmente se ubica en el GTBC y cuenta con una plantilla de más de 3,300 ingenieros, que lo coloca como uno de los más importantes en Latinoamérica, en realidad es el segundo más grande de la compañía en el mundo.
Su equipo de Desarrollo de Producto se ha convertido en el referente global en la generación de ideas de innovación y patentes entre los centros de ingeniería del mundo Ford, contando con un enorme laboratorio para desarrollo, pruebas, homologaciones y otras actividades relacionadas con la producción de nuevos modelos.
Este Centro de Ingeniería tiene 500 placas de patentes y 380 mejoras de procesos, entre otros avances.
Comprometido con la comunidad
Como lo contábamos en el sumario de este texto, estos 100 años de historia de Ford van mucho más allá de la mera fabricación de vehículos y desarrollo de tecnología, la firma del óvalo azul también se ha preocupado por dejar una huella más allá en las comunidades de nuestro país.
Desde hace casi 60 años, el Comité Cívico de Ford, Lincoln y sus Distribuidores, apoyan a la educación construyendo o remodelando escuelas en el país, teniendo al momento 212 escuelas primarias públicas. Tras concluir la educación básica, se otorgan las becas Ford Impulsando los Sueños, para que los estudiantes puedan seguir en los niveles superiores de educación. También tienen un programa tecnológico-Alfabetización Digital con donación de laptops.
Además de participar en la iniciativa Global Caring Month, un programa financiado por Ford Philanthropy, que se realiza en septiembre de cada año, donde los empleados de la marca realizan actividades de voluntariado en organizaciones sin fines de lucro.
El año pasado, con Pronatura se llevaron a cabo actividades de reforestación y mantenimiento forestal; en Chihuahua mejoraron la infrestructura en centros escolares para niños de bajos recursos, entre otras iniciativas en las localidades donde la marca opera.
Por otro lado, en el GTBC existen 4.3 hectáreas designadas como zona ecológica protegida y, se desarrolló un muro gavión, que permite la filtración del agua en su curso natural hacia la cañada, para evitar su erosión.
Ford celebra sus primeros100 años en México, con un gran compromiso en el país. No llegó a México a vender autos, llegó a ser parte de México.
*Publicado originalmente en Autocosmos Magazine Junio 2025