
Para nadie es sorpresa a estas alturas, que el diesel (a pesar de su eficiencia) es un combustible que viene en una lenta retirada del mundo de los vehículos ligeros ya que cada vez menos marcas fabrican estos propulsores gracias a las estrictas normas de emisiones contaminantes, por lo que incluso grandes conglomerados ni siquiera tienen un propulsor de estos en sus filas.
¿Para qué se utilizan los motores diésel? Si hablamos de vehículos de trabajo, entre ellos maquinaria pesada para minería y construcción, destaca su alto torque y capacidad de trabajo de largas horas sin descanso. Pero este nicho está sufriendo sus propias complicaciones, ya que los vehículos y maquinarias eléctricos para realizar las mismas funciones, tienen precios altísimos y un nivel de eficiencia que no siempre se equipara, por lo que siguen recurriendo al diesel a pesar de todo.
En cuanto a los vehículos ligeros (coches o camionetas), se hizo muy popular en Europa desde los años 80, porque los gobiernos de ese continente bajaron el precio de este combustible para beneficiar el transporte de mercancías, lo que llevó a que varios fabricantes de autos aprovecharan esto y comenzaran a colocarlo en sus vehículos. Además, la mayor autonomía en kilómetros (respecto a un motor de gasolina) beneficiaba la economía de las familias.
Tomando en cuenta todo lo anterior, la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), desarrolló un proyecto con el que pretenden eliminar gran parte de las emisiones de los motores diésel, haciendo que estosa grandes motores sean tremendamente eficientes, y se lo deben a un elemento protagonista: el hidrógeno.
El secreto detrás de la baja de emisiones es la doble inyección directa, donde el hidrógeno entra directamente a cada cilindro del motor, justo cuando el petroleo previamente inyectado ya empieza a quemarse por la presión de los pistones y la temperatura dentro de la cámara. De esta manera, cuando el crudo comienza a consumirse, el hidrógeno entra en acción produciéndo una explosión mucho más eficiente que no deja restos en los cilindros, eliminando gran parte de los gases tóxicos que provienen de la quema del combustible y que en este caso, no serían expulsados por el escape hacia el medio ambiente.
Todo este sistema es controlado por una computadora (tipo ECU), donde se programa y monitorea la combustión, con proporciones de 90% hidrógeno y apenas un 10% de diesel inyectado, lo cual reporta una gran mejora en el consumo de combustible a la vez que reduce notoriamente las emisiones contaminantes.
De momento, los investigadores han reducido en un 86% las emisiones de CO2 en su motor de práctica, lo que los impulsa a probar su invento ya fuera de los laboratorios, y los candidatos perfectos vendrían siendo tractores, buses o maquinarias industriales. Eso si, si queremos ver inyección de hidrógeno en vehículos convencionales como autos y camionetas, tocará esperar un buen tiempo.