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Leyendas de la Industria: Hildebrand & Wolfmüller

Se trata de la primera moto producida en serie, que nació hace 130 años, y te contamos su historia.

Leyendas de la Industria: Hildebrand & Wolfmüller

En la actualidad, las motos son un método de transporte muy común en todo el mundo, y en los últimos tiempos hemos visto como la venta de motocicletas ha crecido exponencialmente en México.

Si bien los registros de las primeras motos datan de la misma época en la que se inventó el Benz Patent Motorwagen (el primer auto del mundo), luego de varios intentos se logró llevar un vehículo motorizado de dos ruedas a producción en serie, y a continuación te contamos su historia.

Origen de la primera moto producida en serie

Los orígenes de las motos se remontan a 1885, cuando Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach crearon la "Daimler Reitwagen", la primera moto con motor de combustión de todo el mundo, pero este vehículo no llegó a ser producido en serie, y sus creadores decidieron dejar de lado el mundo de las dos ruedas.

Unos años más tarde, en 1892, luego de haber intentado crear una moto a vapor, el ingeniero mecánico Heinrich Hildebrand decidió trabajar en conjunto con el diseñador Alois Wolfmüller para crear una moto con motor de combustión, y finalmente en 1894 se pudo patentar el término “Motorrad” (moto en alemán), que hacía referencia a un vehículo de dos ruedas propulsado por petróleo.

Finalmente, también en 1894, se presentó la Hildebrand & Wolfmüller, la primera moto producida en serie del mundo, y a continuación te contamos cómo era y qué tenía de especial.

Cómo era la Hildebrand & Wolfmüller

Si bien estéticamente parece lo que conocemos como una “bicimoto”, la Hildebrand & Wolfmüller era más que eso, ya que tenía muchos aspectos interesantes. Empezando por el motor, se trataba de un cuatro tiempos y dos cilindros en línea ubicado en la parte inferior de la moto, con una cilindrada de 1,490 cc y refrigeración por agua (el tanque estaba en el guardabarros trasero).

Este impulsor podía entregar 2.5 hp a 240 rpm (sí, leíste bien), y permitía que la moto llegara a velocidades de hasta 50 km/h. El tanque de combustible era de 6.5 litros, y algunos reportes de la época afirman que, si se circulaba a una velocidad media de 30 km/h, la autonomía podía ser de 200 km; nada mal.

Dentro de los otros aspectos destacados de la mecánica de esta moto podemos mencionar que el encendido se realizaba mediante tubos incandescentes, que se ponían en una entrada de aire en la parte delantera, donde actualmente está la luz. Además, el caño de escape también estaba ahí adelante.

Otro dato interesante es que la rueda trasera cumplía varias funciones, ya que no solo era una llanta y un neumático, sino que también tenía el cigüeñal y el volante motor. La transmisión era directa, y no había engranajes, corona, cadena ni piñón (ni embrague o punto muerto), por lo que cada vez que se frenaba se tenía que apagar el motor.

Con respecto a los frenos, el delantero estaba compuesto por una zapata de madera, y el trasero... no existía, pero sí había un "sistema de emergencia" en el que el conductor pisaba un elemento metálico para que rozara con el piso y detuviera la moto. Tampoco había sistema de suspensión, solo el del asiento, y el peso final de la moto era de 85 kg.

Finalmente, ni los creadores saben cuántas de estas motos fueron fabricadas, y si bien Alois Wolfmüller afirma que se hicieron entre 350 y 400 unidades, le otorgaron una licencia de producción a otras fábricas. Por ejemplo, en Francia esta moto fue fabricada por Duncan-Suberbie & Cie, y se llamó Pétrolette. Se estima que la producción total llegó a alrededor de 2,000 unidades.

Hoy, 130 años después desde la aparición de la primera moto producida en serie, la evolución fue considerable, y vemos motores mucho más potentes y eficientes, además de nuevas tecnologías y elementos de confort, pero sin dudas resulta interesante saber el origen de lo que hoy está “normalizado”.

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