Toyota Argentina anunció que envió una Hilux a la Antártida, para evaluar el desempeño de las piezas en temperaturas extremas y realizar traslados de personal y equipamiento. Se trata de la sexta Hilux que la marca envió al territorio antártico desde 2002, y será destinada para la “Base Petrel”, donde la usarán los científicos para sus actividades diarias.
La Antártida ya cuenta con algunas Hilux: la primera llegó hace 22 años, y actualmente las bases Marambio y Belgrano las tienen en funcionamiento, realizando tareas de apoyo logístico, transporte de carga, patrullaje de antenas, búsqueda y rescate, correspondencia y apoyo a las operaciones aéreas.
¿Cómo es la Hilux que enviaron?
La Hilux que Toyota envió a la Antártida es una GR-Sport II V6, equipada con un motor naftero de 4.0 litros con 238 Hp pero además está modificada, incorporando seis sensores para monitorear la variabilidad de temperaturas en distintas partes del vehículo.
Resulta llamativo que la unidad elegida fuera una GR-S II, que se discontinuó hace tiempo (actualmente se ofrece la GR-S IV), pero la marca informó lo siguiente al respecto: “Es la primera Hilux antártica que cuenta con un motor a gasolina, lo cual también significa una oportunidad de prueba para desarrollos futuros”. ¿Se vendrá un nuevo producto con el motor V6 naftero?
Además de los sensores, Toyota afirma que equipó a esta Hilux GR-S V6 con nuevas cubiertas especiales "para enfrentar la hostilidad de las inmediaciones de la base, y sus terrenos de nieve y lodo.
El viaje que realizó la Hilux
La “Hilux antártica” emprendió un largo viaje con muchas escalas, que inició en la Planta de Zárate, donde el equipo de ingeniería la acondicionó para los trabajos y las bajas temperaturas. Luego, un camión de la Armada Argentina la transportó hasta el Puerto de Buenos Aires, donde fue embarcada en el buque “ARA Canal de Beagle”, que la llevó hasta Tierra del Fuego.
Desde “La ciudad del fin del mundo”, la Hilux fue embarcada nuevamente, pero esta vez en el rompehielos “ARA Almirante Irizar”, y llegó a la Antártida casi un mes después, el 3 de marzo. El último trayecto del largo viaje de la pick-up fue en un pontón de carga, hasta el muelle de la Base Petrel, donde fue recibida por los habitantes.