A lo largo de la historia del automóvil hemos sido testigos de cómo los fabricantes de automóviles compiten para ofrecer el mejor producto en relación a diversos contextos. Por ejemplo, están los que rivalizan por brindar el consumo más bajo, el interior más amplio, el nivel de lujo más alto o bien, los que buscan elevar la dosis de deportividad aun cuando el vehículo per se es un deportivo.
Dentro de este último sector, podemos enumerar varios fabricantes que han desarrollado submarcas que personalizan a sus modelos para ofrecerlos a aquellos clientes que siempre están deseos de disponer de una deportividad superior, tanto en imagen como desempeño,.
Sin duda, las marcas más reconocidas enfocadas en la plus deportividad son RS de Audi, AMG de Mercedes-Benz y M de BMW. A esta lista también hay que sumar a SRT de Dodge, STI de Subaru, TRD de Toyota y, por supuesto, a Nismo de Nissan, que tal vez de las marcas de volumen es una de las más reconocidas a nivel mundial.
Adentrándonos en esta filial de Nissan, primero hay que mencionar que Nismo proviene de la conjunción de las palabras Nissan Motorsports y fue instaurada a mediados de la década de 1980 para el diseño y desarrollo de autos de carreras. Si bien, esta submarca fue creada hace tres décadas, el interés de Nissan por estar presente en el automovilismo data de la década de 1950 con el Datsun 210 “Fuji”, así como el Datsun Fairlady 1500, el Prince Skyline 2000GT y el Nissan R380 en los años de 1960.
Con estos antecedentes y un gran número de carreras ganadas y la instauración de récords, fue que el fabricante japonés decidió aprovechar todo este conocimiento en el automovilismo y no sólo creó un departamento, sino toda una marca con el establecimiento de Nismo en septiembre de 1984.
Al paso del tiempo, además de la labor de crear autos de carreras, este departamento tuvo la enmienda de planificar, desarrollar y vender piezas de competición para vehículos de producción, así como el servicio, reparación, modificación y venta de vehículos.
Esto quiere decir, que al igual que sucede con los tres principales fabricantes de lujo alemanes, Nissan impuso el sello Nismo en los vehículos de producción. Así que todo el know-how adquirido en el desarrollo de autos de carreras es llevado a los autos convencionales para lograr una deportividad total.
Dentro de la larga lista de autos desarrollados antes de la instauración del departamento como tal, hay una serie de vehículos emblemáticos que son precursores de los deportivos Nismo actuales, nos referimos al Skyline GT-R que antecede al GT-R también conocido como Godzilla, y al Datsun 240Z, el padre del 370Z que conocemos en hoy día.
Al igual que todas las creaciones deportivas de Nissan, el 370Z –el número hace referencia al motor de 3.7 litros- no pierde su encanto a pesar de ser un modelo añejo. Evidentemente, esto nos habla que cuando un automóvil obtiene un diseño único por más que pase el tiempo estará vigente, aunque claro una nueva generación no le vendría mal a este deportivo.
Siguiendo los pasos del GT-R, que destaca por la relación valor-precio, este 370Z en su versión Nismo, sigue este parámetro de ofrecer una sobresaliente deportividad por una cantidad de dinero justa. Aunque claro, muchos detractaran esto argumentado que se trata de un Nissan, sin embargo, la situación es que este japonés ofrece lo que muy pocos vehículos que no sean súper autos o de lujo entregan; y es un estilo de coupé, tracción trasera, una caja manual y una destacable relación peso/ potencia originada del motor V6. Así que bien podríamos denominarlo como el baby GT-R.
Con este sello de ser un auto a la vieja escuela, este Nissan es un deportivo nato que ve elevada esa conexión entre conductor y carretera con una serie de adecuaciones de Nismo. Más allá de los rines, el kit aerodinámico y el interior al más puro estilo racing, el desempeño que entrega este 370Z es superior, al grado que ciertas circunstancias se puede volver impropio para el día a día. Pero bueno, basta acostumbrarse a la suspensión rígida, que se vuelve en un dolor de cabeza ante los baches y topes, para convertirlo en el auto del diario.
Algo que hay que destacar de las capacidades de este deportivo, además de la estabilidad que ofrece su corta carrocería, es que ofrece una aceleración expedita al motor de aspiración natural y al sistema SynchroRev Match que ayuda a suavizar los cambios al ajustar rápidamente el acelerador a medida que se cambia de marcha.
De igual manera, este 370Z ofrece al conductor esa sensación de estar en un deportivo en toda la extesión de la palabra, y es que además de ser un auto pequeño con motor V6 -350 hp y 276 libras-pie de torque- y tracción trasera, la sensibilidad que otorga el chasis, suspensión y dirección, es la de un deportivo “como los de antes”, algo muy difícil de encontrar hoy en día. En pocas palabras, es como si estuviéramos a bordo de un muscle car japonés.