La primera vez que los mexicanos supimos de Infiniti fue en la década de los noventa cuando Nissan importó los sedanes Q45 e I30 a nuestro país. Sin embargo, su primera incursión no fue del todo exitosa y la marca se retiró del mercado a inicios de nuevo milenio, para posteriormente regresar en un nuevo intento en 2011, sólo que esta vez la historia es bastante diferente.
En este lustro, Infiniti poco a poco ha registrado un crecimiento sostenido en sus ventas y aunque tampoco mueve volúmenes a la altura de Mercedes-Benz, BMW o Audi, actualmente es una de las marcas Premium con mayor crecimiento en el país, ya que en lo que va del 2016 sus ventas aumentaron 30 por ciento con respecto al ejercicio anterior.
En la actualidad, la firma está representada por nueve distribuidores a lo largo de la República, pero para este año su red de distribución tendrá un crecimiento de 40 por ciento. Un movimiento lógico que viene apoyado con la renovación de la gama que encuentra en los QX30, Q50 400 Sport, además del venidero Q60 sus principales cartas de presentación.
Mediante un comunicado de prensa Philipp Heldt, director general de Infiniti para México y América Latina señala que “la gran aceptación de la marca en México nos impulsa a integrar nuevos fundamentos para continuar con nuestro ambicioso plan de expansión. El inicio de la producción de vehículos en nuestra planta COMPAS en Aguascalientes en 2017 confirma que hemos establecido a México como nuestra casa”.
Por cierto, recientemente la firma introdujo el programa Infiniti Engineering Academy, donde el joven Alexandros Paleaiologos se ganó el derecho de trabajar un año en el Reino Unido con el equipo Renault Sport Fórmula 1, y con Infiniti en el desarrollo de tecnología híbrida.
Después de cinco años, todo indica que Infiniti está aprovechando al máximo su segunda oportunidad en el mercado mexicano, pero sólo el tiempo dirá si algún día, al igual que Nissan, se convierte en la marca más vendida en su segmento.