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Vochol, el VW Sedán convertido en una magnífica obra de Arte

¿Qué sucede cuando se fusiona el Arte Huichol con el auto más querido de México?

Vochol, el VW Sedán convertido en una magnífica obra de Arte

El arte utilizando la carrocería de automóviles como lienzo no es algo nuevo, basta ver la impresionante colección de Art Cars de BMW que cuenta con obras firmadas por leyendas como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Alexander Calder o Robert Rauschenberg, convirtiendo así, objetos industriales de uso cotidiano (si se le  puede llamar a un BMW M1 un coche de uso diario), en obras de arte. Evidentemente otros modelos como el Citroën de Gabriel Orozco que se exhibe en el MoMA, Ferraris, Audis, o Renaults por mencionar algunos también han sido utilizados, pero está fuera de discusión que la colección de la firma de Munich es la más representativa.

El Vochol nace a partir de la idea de rescatar el arte popular mexicano en beneficio de los artistas populares, para México y el mundo. A la fundadora del Museo de Arte Popular (MAP) se le ocurrió – luego de asistir a una subasta de un auto cubierto de espejos -  recubrir un Volkswagen Sedán con el arte waxárika, mejor conocido como arte Huichol.

El 14 de mayo de 2010 en el Instituto Cultural de Cabañas de Guadalajara se cortó el listón que daba inicio a la creación del Vochol, encargado a las familias de artistas; Bautista de Jalisco y Ortiz de Nayarit. Aunque no estaba terminado, fue trasladado en agosto a Nayarit, en donde se le exhibió como parte de las celebraciones del Centenario de la Revolución Mexicana en la ciudad de Tepic, posteriormente fue llevado a la Ciudad de México en donde fue terminado. Luego de 7 meses y 4 mil 760 horas de trabajo, el Vochol fue develado oficialmente por la presidenta del Conaculta en el MAP el 9 de diciembre.

La chaquira empleada provino de la República Checa, se utilizaron 90 kilos, es decir 2 millones 227 mil unidades que fueron adheridas con 16 kilos de una resina especial de polímero Bitsuka capaz de soportar el calor generado por el motor. Es decir, el Vochol puede rodar perfectamente. En el interior los asientos fueron forrados con manta bordada a mano.

El nombre de esta obra de arte, nace a partir de la unión del sobrenombre que cariñosamente le dieron los mexicanos al VW Sedán – Vocho – y la palabra Huichol, para dar como resultado: Vochol. Está registrado por cierto y es de uso exclusivo para esta obra.

¿Por qué un Volkswagen Sedán?

Se trata de uno de los vehículos de mayor importancia en la historia del automóvil, el auto creado para el pueblo y uno de los de mayor arraigo en México, tanto así que nuestro país fue el último lugar en donde se fabricó, hasta 2003.

La idea, en principio fondeada por un empresario, obtuvo posteriormente los apoyos de los gobiernos de los Estados de Jalisco y Nayarit, en virtud de que ahí habitan la mayoría de los autonombrados waxaritari del país (Huicholes). Aunque no se cuenta con datos científicos que certifiquen su origen ni formación, se tiene la certeza de que grupos indígenas que huían de los españoles durante la conquista se asentaron en la parte alta de la Sierra Madre Occidental (a partir de los 600 metros y hasta los 2,500 metros), estas comunidades se rigen de manera autónoma y se caracterizan por coexistir de manera armónica y sustentable con su entorno.

El color es de suma importancia para los Huicholes y eso se refleja en su vida diaria, lo toman de la naturaleza que les rodea (mediante técnicas para extraer los pigmentos) y en su arte es común ver elementos como el águila, el venado, el maíz y el peyote, ya sea por motivos: sociales, sagrados o comerciales. La chaquira, el material más utilizado en el Vochol, es de origen europeo y se empezó a utilizar a mediados del siglo XVII en Mesoamérica. La pieza (el Vochol) representa la comunión con la naturaleza, espiritualidad, magia y creatividad de los Huicholes.

El sol, rodeado por cuatro águilas, intermediarias entre los dioses y los hombres, con la lluvia, el maíz el venado y el peyote en su entorno cardinal narran el origen Huichol. El Vochol también es una obra que celebra el bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la Revolución Mexicana, de tal suerte que en las salpicaderas delanteras se puede leer, en idioma waxárika las leyendas “Doscientos años de la Independencia de México” en el caso de la derecha y “Cien años de la Revolución Mexicana” en la izquierda.

Los tapones de los rines por su parte tienen diferentes representaciones del origen de la vida, mientras que la tapa del motor tiene una representación del diluvio y la salvación.

El Vochol ha recorrido el mundo, en donde visitó importantes museos como el Instituto Smithsonian en EU o el Musée du Quai Branly de París. Asimismo, en 2011 se presentó en la 8° edición de Zona Maco (Feria México de Arte Contemporáneo).

Como no podía ser de otra manera, la casa del Vochol es el Museo de Arte Popular ubicado en la Zona Centro de la Ciudad de México, aunque según escuchamos podría no ser su morada definitiva, por lo que hay que apurarse y verlo en persona que es todavía más impactante.

 

El Vochol a detalle

Rubén Hoyo, Fotos: Héctor Mañón recomienda

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