La firma norteamericana Cadillac nos permitió meter el acelerador a fondo en una pista ubicada a 100 kilómetros de Manhattan en Nueva York, dentro de un demandante circuito, que es un club privado para millonarios con autos deportivos, llamado Monticello Motor Club.
La temperatura ambiente oscilaba alrededor de los 34 grados centígrados pero lo realmente caliente era el cuerpo de quienes nos íbamos a subir al Cadillac CTS-V Series cuyas credenciales estaban dadas por los 556 caballos de fuerza y el empuje o torque de 551 libras-pie, cuya sensación al presionar el acelerador imaginamos debe ser similar a la sentida en el despegue del transbordador espacial que puso en órbita al astronauta mexicano.
Con una balaclava de algodón y un casco blanco extra grande, respiré profundamente y con cierta timidez me subí a los asientos deportivos Recaro con remates de costuras en blanco que ofrecen buena sujeción ante los abrazos de las fuerzas centrífuga y centrípeta.
Una vez dentro del auto y mirando con timidez el velocímetro y la palanca de cambios que ofrece seis relaciones asociadas al motor 6.2 litros súpercargado de ocho cilindros, procedimos a enfilarnos hacia la sinuosa pista cuyas curvas eran más pronunciadas que los implantes recién adquiridos por Maribel Guardia.
Correr aquí cuesta 50 mil dólares y, aunque usted sea millonario, sólo podrá hacerlo 15 fechas por año.
Al estar a punto de incorporarnos al circuito que ofrece 1.5 millas de líneas rectas y 22 curvas muy al estilo de los circuitos europeos, un amable ayudante nos preguntó en su más puro acento norteamericano-“are you ready for some fun”- a lo cual yo respondí con una pequeña inclinación de mi cabeza que para esos instantes, comenzaba a sentirse húmeda por la emoción y el sudor que poco a poco iba emanando mi cuerpo.
-“Go!”- dijo el regordete local.
Engrané la primera marcha y así fue como di inicio a una primera de tres vueltas que manejé esta súper máquina sólo con mis pensamientos y bien sujeto al volante. Casi cuatro minutos después, que en mi mente parecieron más de 10 en una montaña rusa, me di cuenta de que el sedán ultravitaminado de lujo de Cadillac era obediente en las curvas y respondón en las rectas. A pesar de que su diseño no es tan congruente con el poderío que ofrece, la libertad de expresión en su conducción, que sólo está limitada por un control de tracción que puede ser desconectado parcialmente pero que nunca puede ser omitido del todo, fue poco más que abierta y sublime. Sólo estaban la máquina, su poder, mis habilidades y mis límites presentes en esas tres deliciosas vueltas a todo vapor, que se vieron enmarcadas entre una suspensión de fluido voluble al campo magnético para endurecerla o bien aflojarla, un sistema de audio Bose de 10 bocinas con sistema digital 5.1, faros adaptativos, acceso y arranque sin llave, asientos ajustables en 14 posiciones y un disco duro de 40 Gigabytes para almacenar poco más de 3 mil canciones comprimidas decentemente en un mp3 de buena calidad.
No hubo incidentes ni extravagancias en la conducción si bien sólo podía olerse lo que un amigo mío periodista llama al aroma a diversión despedido por el uso de los Brembos para detener a este brioso caballo de acero y unas llantas que al final de esas tres vueltas exigían un baño de agua helada y una buena dosis de “Botox” para ocultar los surcos y el desgaste.
En ciudad, porque también ahí tuvimos la oportunidad de calarlo, se comporta como un exótico auto de lujo del que nadie sospecha pueda ser capaz de despertar tanta emoción como la que vivimos a bordo de este magnífico ejemplar.
Este Cadillac CTS-V Series, ensamblado en Michigan, puede asustar y mirar de frente a sus rivales más exquisitos, entre los que contamos el BMW M5 o bien el Mercedes-Benz C63 AMG.
Saldrá a la venta en noviembre de este año y en EEUU tiene un precio de 60 mil dólares. En México seguramente rondará por ahí de los 700 mil pesos.
Una maravilla de Cadillac, encubierta bajo el corazón y las venas del Corvette.
Pese a que General Motors México negó la llegada de este musculoso de lujo, uno de los ingenieros de Cadillac nos confirmó su arribo a nuestro país aunque la fecha y el precio aun se guardan en total misterio.
Una experiencia memorable la de poder conducir 556 caballos de poder rodeado de lujo y confort a bordo de este Cadillac CTS V-Series 2010.