No recuerdo en los últimos años ningún vehículo de lujo desarrollado en Detroit que hiciera voltear a los conductores de vehículos vecinos a su paso. Hacía mucho tiempo también que ningún producto ya sea Cadillac o Lincoln suponía una opción real para los vehículos de lujo que ofrecen las marcas japonesas y ya ni hablar de las europeas, concretamente las alemanas.
Pero los tiempos cambian y la industria automotriz pareciera ser una rueda de la fortuna, por lo que es turno para que General Motors salga de la posición más baja, y es que al parecer que ha entendido que el principal problema que había que resolver era la falta de producto competitivo y pese a que su situación sigue lejos de estar resuelta con los enormes costos de pensiones o la nueva legislación de emisiones, los nuevos exponentes como el Malibu o el CTS son ahora una opción bastante interesante en sus respectivos segmentos.
En el caso del vehículo que hoy nos ocupa, el Cadillac STS se trata de por el momento el sedán más grande que ofrece la división de lujo de GM, un producto que también ha recibido una renovación (no tan profunda como el CTS) luego de su presentación en 2005 en aras de competir frontalmente contra titanes como el Audi A6, BMW serie 5, Acura RL o el Mercedes Benz Clase E.
Estrella del norte
Hay de decirlo, el mejor nombre que pudiera tener cualquier motor es el que emplea este V8 de Cadillac, Northstar que con 4.6 litros de desplazamiento, inyección secuencial y tecnología VVT eroga 320 hp a 6,400 giros y 315 libras de torque. Que se acopla a una transmisión automática con modo manual de seis relaciones que funcionan bien en conjunto, ya que las aceleraciones son progresivas y la transmisión siempre encuentra el engrane adecuado para explotar de la mejor manera el torque, además de que es rápida al cambiar.
El gran problema para este motor de agraciado nombre, es que existe un nuevo motor V6 de inyección directa con 3.6 litros y 302 hp que equipa la versión de entrada del STS y que es tan solo 18 hp menos potente que el Northstar, por lo que justificar el V8 en una relación de potencia Vs rendimiento de combustible podría ser harto complicado.
En términos de desempeño el STS es suave, quizá demasiado (aún cuando incorpora suspensión auto nivelable), sobre todo si se le compara con su competencia teutona, lo anterior trae como beneficio que sea difícil notar las imperfecciones del asfalto, pero en situaciones de conducción un poco más alegre se genera una sensación de flotación, lo que propicia cierta desconfianza para exigirle más al STS aún cuando su límite real sea mucho mayor. Aunado a lo anterior tenemos que la dirección con sistema activo de ajuste del radio de relación de giro se siente algo ligera, o mejor dicho anestesiada.
El Cadillac STS es un sedán que se maneja como un gran auto americano de lujo debería, el problema es que el mercado nos ha enseñado que si bien es cierto el equipamiento, calidad y lujo son un must en este segmento y el STS los tiene, el manejo comunicativo, preciso y satisfactorio también son factores que ayudan bastante o para algunos más exigentes son indispensables. Dicho de otra manera el STS es el mejor auto de lujo típicamente americano que hay en el mercado al día de hoy, pero si se busca la sensación de solidez y aplomo de marcha que tienen los alemanes habrá que buscar en otro lado.
Todo lujo
Mención especial merece el elevadísimo nivel de equipamiento del STS en versión de ocho cilindros, desde detalles como el hecho de que el volante tiene calefacción al igual que los asientos, que por cierto también tienen aire acondicionado, hasta el soberbio equipo de sonido Bose 5.1 Surround con 15 bocinas o la pantalla touch screen que controla prácticamente todas las funciones del auto, todo en el interior del STS demuestra mucho cuidado y calidad. Los insertos de madera, perfiles cromados e insertos de metal generan una atmósfera muy agradable y moderna, se nota la mejora en la calidad de ensamble y materiales, aunque sigue quedando ligeramente por debajo de BMW o Audi en virtud de algunos plásticos.
Los asientos forrados en cuero son amplios y muy cómodos, sobre todo en la banca trasera donde un adulto de 1.80 cabe con las piernas prácticamente estiradas, pero ofrecen poca sujeción lateral, asimismo el volante también forrado en piel ofrece poco grip, raro si tomamos en cuenta que en el CTS es todo lo contrario.
Aunque este STS data de 2005, el nuevo rediseño exterior le hace mucha justicia, empezando por la enorme parrilla que ahora es mucho más vistosa y espectacular, las branquias laterales al estilo Escalade también hacen su aparición con ánimo de romper la monotonía de los enormes espacios de lámina (ahora si causa admiración a su paso). Los rines por su parte son cromados y desde mi particular punto de vista rompen con toda la sobriedad y elegancia que pudiera tener el vehículo, el exceso en el uso del cromo es un error recurrente en los fabricantes de Detroit, pero quizá el que mayores abusos comete es GM, para muestra basta ver los rines y parrillas del CTS, Escalade o Yukon Denali y aunque en gustos se rompen géneros, nuevamente comparando jamás he visto rines de fábrica así en Audi, BMW o Mercedes Benz.
Seguridad
Por lo que hace a la seguridad, el STS también presume de una nutrida lista de equipamiento, como las seis bolsas de aire, frenos ABS con programa electrónico de estabilidad Stabilitrak y asistente de frenada de pánico. Otros detalles que ayudan a proteger a los ocupantes son los faros de Xenon de alta densidad y los sensores de reversa.
Conclusión
Si bien es cierto hay aspectos notables como el elevado nivel de equipamiento, excelente aislamiento acústico, suavidad de marcha y de funcionamiento del conjunto motor transmisión, existen otros factores en donde todavía tiene se que trabajar, como la sensación de ligereza que transmite la dirección o algunos plásticos del interior. El STS es un producto muy interesante por su relación valor precio, ya que por el precio del V8 solo le alcanzaría para una versión de seis cilindros de Audi, BMW o Mercedes Benz, con algo menos de equipamiento, solamente habrá que tener claro que es todo un sedán americano de lujo con todo lo bueno o lo malo que ello pudiera ser.
Lo que alegra el día.
- Los asientos con aire acondicionado
- El volante con calefacción
- Interfase touch screen
- Sistema Bose 5.1 surround de 15 bocinas
Lo que faltó.
- Los mismos rines pero sin cromo
- Mejor sujeción lateral de los asientos
- Un volante con mejor Grip
- Dirección menos anestesiada
- Supensión no tan suave
Precio:
Cadillac STS V8: $64,711 dólares