
Desde los primeros motores de aeronaves en 1917 hasta las más recientes tecnologías híbridas y eléctricas, BMW ha demostrado una constante capacidad de innovación. Sus unidades motrices han pasado de ser pioneras en confiabilidad y potencia a convertirse en referentes de eficiencia y desempeño en el siglo XXI.
El primer gran logro de la marca fue el motor BMW IIIa de seis cilindros en línea, creado en 1917 para la aviación. Con 185 HP y una cilindrada de 19.1 litros, destacaba por mantener el rendimiento en grandes altitudes, lo que le permitió establecer récords de vuelo y consolidar la reputación técnica de la compañía desde sus inicios.
En 1936, BMW trasladó su experiencia a las motocicletas con la R 5, equipada con un motor bóxer de dos cilindros y 24 HP. Esta moto no solo destacó por su fiabilidad, sino también por incorporar un sistema de cambios al pie, una innovación que con el tiempo se convirtió en estándar en la industria. Ese mismo año, la marca presentó el deportivo BMW 328, con un seis cilindros en línea de 80 HP que alcanzaba hasta 5,000 rpm, una cifra notable para un auto de apenas 800 kilos.La llegada de la posguerra trajo otro avance clave: el BMW 502 de 1954, conocido como el “Ángel Barroco”. Bajo su elegante carrocería se escondía el primer motor V8 de aluminio producido en serie, con 100 HP y 2.6 litros de desplazamiento. Su innovación lo convirtió en un vehículo de confianza incluso para cuerpos policiales y de emergencia.
Los años setenta marcaron la entrada de BMW al mundo de los motores turbo. El BMW 2002 Turbo de 1973, con su cuatro cilindros de 170 HP, fue el primer coche europeo de producción masiva en montar un turbocompresor, alcanzando una velocidad máxima de 211 km/h. Apenas un año después, el BMW 3.0 CSL revolucionaba las pistas con un seis cilindros de hasta 440 HP en su versión de carreras, consolidando la presencia deportiva de la marca.
En la década de 1980, BMW sorprendió con un motor turbo de 1.5 litros que alcanzaba hasta 1,200 HP en Fórmula 1, todo un antecedente del downsizing actual. Al mismo tiempo, el lujo alcanzaba nuevas alturas con el BMW 750i de 1987, primer sedán alemán en montar un V12 tras la Segunda Guerra Mundial, con 300 HP y un funcionamiento tan suave que se podía equilibrar una moneda sobre el motor sin que cayera.
El nuevo milenio trajo consigo otro ícono: el BMW M5 de 2004, que incorporó un motor V10 inspirado en la Fórmula 1 con 507 HP a 7,750 rpm. Este bloque, conocido como S85, sigue siendo el único de diez cilindros en la historia de BMW y uno de los más recordados por los entusiastas.
La transición a la movilidad electrificada inició con el BMW i3 en 2013, equipado con un motor eléctrico de 170 HP y una batería de 37.9 kWh. Su ágil aceleración y practicidad urbana demostraron que los autos eléctricos podían ser divertidos y eficientes a la vez. Poco después, el BMW i8 dio un paso más allá al combinar un motor de gasolina de tres cilindros con 231 HP y un motor eléctrico de 131 HP, para una potencia total de 362 HP. Este híbrido enchufable se convirtió en un referente de diseño futurista y tecnología avanzada.
Mirando hacia adelante, la marca se prepara para lanzar la Neue Klasse en 2026, una nueva generación de modelos eléctricos encabezada por el BMW iX3. Esta etapa marcará el inicio de una nueva era para la compañía, en la que la electrificación, la eficiencia y el desempeño seguirán siendo pilares de su filosofía de movilidad.