
El protagonista es un Porsche 356 A Coupé de 1958, pero no uno cualquiera: este auto es un one-off de fábrica, cargado de pedidos especiales que ni el propio dueño sabía que tenía en las manos.
Henk Spin, un exgerente del sector aeronáutico y apasionado de los clásicos, compró el 356 sin sospechar que se trataba de uno de los ocho autos fabricados especialmente para Reinhard Schmidt, un excéntrico ingeniero de ATE que en los 50 colaboraba con Porsche y Volkswagen.
Schmidt tenía acceso directo a Zuffenhausen, donde pedía autos a su medida, con todo tipo de modificaciones fuera de lo común. Este en particular, con número de chasís 102324, fue entregado en febrero de 1958 y venía tan equipado que incluía hasta un teléfono inalámbrico para hacer llamadas desde el auto, un lujo que costaba la mitad del valor del Porsche nuevo en ese entonces.
Spin se dio cuenta de que algo no cuadraba durante el proceso de restauración: demasiados elementos fuera de catálogo. Fue hasta que visitó los archivos de Porsche en Stuttgart que supo la verdad.
Una anotación en taquigrafía, descifrada por su cuñada, reveló el nombre “Reinhard Schmidt, Hannover”. Y con eso se abrió una puerta a una historia que parecía sacada de una novela.
Durante diez años y más de 3,000 horas, Henk devolvió al 356 su gloria original, incluyendo su color especial Porcelain White. El resultado es una obra maestra que no solo brilla por su condición impecable, sino por su historia secreta y singular.
Hoy, Spin lo saca a rodar por la costa del norte de Holanda, donde las calles angostas y los canales sirven de escenario perfecto para este pedazo de historia sobre ruedas. Su taller también cuenta la historia: un 911 T de 1972 en espera de restauración, un Cayman S 2006, un Macan 2018, un Carrera S Cabriolet 991… y cientos de piezas, fotos y recuerdos que rinden culto a la marca de Stuttgart.
En un mundo donde todo se produce en masa, este 356 es único.