Al conducir en largos recorridos, siempre se piensa en realizar una inspección general del automóvil, en revisar los niveles del aceite, en ver si existe la gasolina suficiente o en poner la presión de aire ideal en los neumáticos; pero pocas veces se pone atención en el conductor y su alimentación.
Y es que comer de forma adecuada evita que exista somnolencia, cansancio, nerviosismo o malestares estomacales, mismos que pueden afectar la atención al volante, y por consiguiente elevar el riesgo de un percance.
Al conducir, el cuerpo consume casi la misma cantidad de calorías que cuando se está en reposo, esto es entre 1,000 y 1,300 kilocalorías. Por ello, durante una conducción que tomé varias horas, no es bueno consumir alimentos que aporten energía desmesurada. Lo ideal es que el conductor consuma entre 2,000 y 2,500 kcal durante la jornada al volante.
De igual manera, no se recomienda la abstención de comida y bebidas durante el día, ya que pueden provocar que el azúcar del cuerpo descienda, lo que incita a mareos y dolores de cabeza.
También está comprobado científicamente, que las comidas abundantes conllevan letargo, pesadez de estómago, acidez y flatulencias, cada uno de estos síntomas alteran la capacidad de concentración. Tras un almuerzo, por ejemplo, está demostrado que el rendimiento disminuye en un 10 por ciento.
Es sumamente importante que, durante las jornadas largas al volante, se evite la comida chatarra y condimentada. De igual manera, hay que decir no al arroz, a las legumbres y a la pasta. Al tratarse de una actividad para la que no se necesita un aporte calórico extraordinario, lo mejor no exceder los hidratos de carbono, ya que provocan pesadez de estómago. Además, se absorben rápidamente con lo que la sensación de hambre volverá enseguida.
Otros alimentos que se deben evitar son los cítricos, la cebolla y el tomate, si bien son alimentos saludables, en exceso pueden provocar acidez, con lo que es mejor no abusar de ellos durante un día de conducción.
Según un estudio de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) y el European Hydration Institute, los conductores con un nivel de hidratación insuficiente cometen errores similares a los que tienen un nivel de alcohol en sangre de 0.8 g/l, como si hubiesen bebido más de cuatro copas de vino. Dentro de las acciones más comunes están las salidas involuntarias de carril, frenar demasiado tarde o rebasar la línea del acotamiento.
De existir deshidratación puede haber mareos, vómitos y en los casos más extremos hasta pérdida de conciencia. Por eso es clave beber, sobre todo con altas temperaturas, líquidos. Indudablemente, la mejor opción es el agua, aunque se puede combinar con algún zumo o refresco. En cuanto a la cafeína, un par de tazas de café o té durante el día pueden ayudar a estar despejado, pero más de esa cantidad puede provocar nerviosismo. Las bebidas energéticas, al volante, son totalmente desaconsejables.
Tomando en cuenta lo anterior, es fundamental no comer al momento de estar conduciendo por seguridad. Un estudio de la Universidad de Leeds (Reino Unido) concluye que el tiempo de reacción cuando se está comiendo se reduce hasta en un 44 por ciento.
Menú para conductores:
Mañana
- Pan tostado con jamón york o queso
- Pieza de fruta
- Café o té
Almuerzo
- Un sándwich
- Fruta
- Agua
Comida
- Carne o pescado a la plancha
- Fruta
- Agua
Cena
- Fruta
- Yogurt
- Agua