Gordon Murray es alguien que algo sabe sobre autos. Con un vasto curriculum en Fórmula 1 con Brabham y McLaren, finalmente decidió lo que varios grandes hacen cuando tocan techo; se independizan.
Tras su paso por la escudería McLaren, fue traspasado a la unidad de vehículos de calle, que en ese tiempo no tenía ningún modelo, como lo es hoy en día. Fue ahí cuando nació el proyecto del McLaren F1, a quien se le debe el origen de toda su conceptualización. El auto, en su forma final, fue diseñado por Peter Stevens (Prodrive), en recomendación de Murray.
Pero sorprendido porque el F1 no había dejado descendencia alguna (ni siquiera el glamoroso Speedtail de McLaren), decidió embarcarse en el proyecto T.50, con su propia empresa consultora y la ayuda de algunos "amigos" con el fin de traer a la vida un auto que evoque el espíritu del original, con tres asientos y alta ingenieria, heredada de su tiempo en la Fórmula Uno.
La unidad motriz, corre por cuenta de Cosworth y será un magnífico V12 de 3.9 litros, con 650 Hp y 332 lb-pie de torque, completamente atmosférico. Xtrac fabricará una caja manual de seis velocidades, mientras los frenos de disco carbono/cerámicos serán acompañados de cálipers monobloque. ¿Seguimos? Fibra de carbono, en todo el auto, desde la celda del habitáculo hasta los paneles exteriores, le otorgarán un peso de 980 kilos, para un tamaño menor al de un Porsche 911. Esta será la experiencia más purista que podrás encontrar en un supercar a la fecha, considerando a las "naves espaciales" que han construido Porsche, Ferrari, Lamborghini, Pagani, Koenigsegg y otros.
As bajo la manga
Y un guiño a su época en Brabham, el T.50 equipará un ventilador de efecto suelo de 400 mm accionado electrónicamente, para "chupar" el auto al suelo, tal como el Brabham BT46B que fue eliminado de la competencia en 1978, apenas en su primera carrera, por su tecnología. Esa carrera la ganó el recientemente fallecido Niki Lauda.
Murray quiere no más de 100 unidades, a un precio cercano a los 2.5 millones de dólares.
