Evidentemente, el factor número uno que afecta en el alto precio del combustible son los impuestos. En el caso específico de México existe un gravamen más y se trata del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios -IEPS-, mismo que abarca a la producción y/o venta o importación de gasolina, así como bebidas alcohólicas, refrescos, cervezas y cigarros.
Algo que es de llamar la atención de este impuesto es que es indirecto, esto quiere decir que no todos los contribuyentes lo pagan directamente, sino que lo trasladan o cobran a sus clientes, quienes lo ingresan al SAT.
En el caso particular de la gasolina, los pagos realizados por el IEPS no deberán coincidir con el IVA ni con la “base” que se supone debería de ser. De esta manera, el importe del IEPS corresponde a los litros de gasolina cargados multiplicados por el factor de impuesto, el resultado es el IEPS por el cual no se paga IVA y se va al gasto.
Algo que también hay que mencionar sobre este impuesto, que se cobra de forma federal y estatal, es que se trata de un tributo con tasa variable que permite ajustar el precio internacional de estos combustibles con el administrado por el Gobierno Federal. Así pues, la volatilidad de estos en los mercados internacionales junto con la política de precios estables en el mercado interno provoca que este impuesto funcione como un subsidio a la venta final de estos productos.
Ahora bien, en números estos son los montos del IEPS que se aplican al combustible con respecto a la semana del 16 al 22 de marzo de 2019:
- Gasolina menor a 92 octanos: $4.054
- Gasolina mayor o igual a 92 octanos: $4.060
- Diésel: $3.658
Si a lo anterior, sumamos el cobro del 16 por ciento por Impuesto al Valor Agregado, es decir el IVA, entonces tenemos que poco más del 40 por ciento que se paga por cada litro de gasolina son impuestos.
Además de estos cobros, existen otros factores que hacen que el precio de la gasolina y diesel cambien: la relación directa que existe con el costo del petróleo crudo y la tasa de cambio con respecto al dólar.