Hace unos días tuve la oportunidad de probar una de las motos más esperadas del año, la Husqvarna Vitpilen 401. Como esta moto fue pensada para la ciudad, le metí unos 300 kilómetros a bordo de esta flecha sueca en las condiciones para las que fue creada: calles secundarias, vías primarias, hora pico… vamos, que el plan era hacerme una idea de cómo sería vivir con esta moto en el día a día.
Lo primero que noté fue la respuesta del acelerador, pues en cuanto la aguja del tacómetro supera las cinco mil vueltas, la Husqvarna Vitpilen 401 empuja de manera sorprendente, especialmente teniendo en cuenta que se trata de una moto de solo 400 centímetros cúbicos. En un par de ocasiones tuve que agarrarme con fuerza del manubrio (en serio), pues me sorprendió la respuesta del monocilíndrico. Para quienes gustan de las cifras, el motor tiene 373 cc, 44 Hp y 27 Lb-pie.
Durante la prueba, algunas personas nos preguntaron vía Instagram si la moto vibraba y, para qué mentirles, sí lo hace un poco. Pero es que así son los motores de un cilindro. En realidad, se trata de una vibración que no molesta y, cuando giras la muñeca derecha y tu mirada se enfoca en el camino, se te olvida.
"Sexy girl"
La estética fue una de las cosas que más llamaron la atención cuando Husqvarna presentó sus “pilen”, pues las primeras motos de calle de esta firma tienen un diseño muy minimalista que resulta súper llamativo. El tanque y el asiento forman un conjunto con unas líneas muy poco convencionales que casi logran la horizontal que mandan los cánones del café racer, de no ser por una ligera curvatura en el asiento del piloto. Pero lo hacen de una manera altamente estilizada, muy a tono con lo que conocemos del diseño escandinavo.
Otra de las cosas que me gustaron mucho de la Husqvarna Vitpilen 401 fue el faro, pues su forma redonda casa muy bien con la onda café racer, claro que como se trata de una máquina del siglo XXI la iluminación es mediante LED. El panel de instrumentos digital también es redondo y, a pesar de su reducido tamaño, te da toda la información que necesitas (velocímetro, tacómetro, nivel de gasolina, odómetro, computadora de viaje e incluso la autonomía). Por ahí leí que alguien se quejaba de que las letras y números eran muy pequeños, pero yo creo que fue alguien medio miope, porque yo pude leerlas sin problema.
El manejo
La posición al mando de esta moto es bastante adelantada, pues la baja posición del manillar te avienta hacia el frente. Esto resulta muy conveniente para exprimir al máximo las capacidades deportivas de la Husqvarna Vitpilen 401, que miren que las tiene, pero la verdad es que -al menos a mi-, me resultaba algo cansado después de una hora (a lo mejor porque ya no me cuezo al primer hervor). Pero con la cantidad de motos café racer que he visto últimamente por las calles, esto claramente no es un problema para mucha gente.
Una de las cosas que más me sorprendió fue la suspensión, pues esperaba que fuera dura. Pero nada más alejado de la realidad, lidió con hoyos y topes sin que mi espalda o muñecas lo resintieran. Los ingenieros de Husqvarna tuvieron clarísimo que esta moto iba a rodar por caminos menos que ideales y actuaron en consecuencia (y dudo que las calles de Estocolmo estén tan accidentadas como las de la Ciudad de México). Esto no significa que la moto “lanchee”, para nada, simplemente que las suspensiones WP -de horquilla invertida y monoamortiguador- están bien balanceadas y no sacrifican el confort en aras del desempeño.
Para detener a la Husqvarna Vitpilen 401 hay un par de discos ByBre (la división de baja y media cilindrada de Brembo), el de la rueda delantera mide 320 milímetros y el de la trasera 230 mm. Para mantener todo bajo control, lleva un ABS Bosch que puedes desconectar si eres de los que prefieren rodar a la antiguita. Yo, la verdad, prefiero el extra de seguridad que ofrece esta tecnología.
La gente de Husqvarna nos prestó un accesorio que te va a resultar muy útil para vivir en la Husqvarna Vitpilen 401, una bolsa para el tanque que se pega mediante imanes y en la cual puedes guardar cosas pequeñas. Cuando llegas a tu destino, lo único que tienes que hacer es tomarla por el asa, la despegas y te la llevas. He de confesar que cuando la vi por primera vez dudé que se adhiriera bien al tanque, pero a 100 km/h (en un momento de “rebeldía” en el periférico) el viento no le hizo ni cosquillas.
Si bien la transmisión tiene seis cambios, en ciudad es muy raro que pases de cuarta; si acaso llegas a quinta en alguna recta cuando hay poco tráfico. Pero en la carretera se agradece sobremanera esa sexta marcha, pues de otro modo no podríamos sacarle todo el jugo al motor. Eso sí, les recomiendo que los viajes que hagan sean cortos, pues esta no es una moto pensada para rodar cientos y cientos de kilómetros por carretera.
La verdad es que perdí la cuenta de cuántas veces algún colega motociclista me felicitaba por lo bonita/padre/increíble que está la Vitpilen 401. Y no crean que solo la banda que está en la onda café racer, la halagaron quienes iban en Harleys, be-emes, moto de repartidor… vamos, que hasta un Mini me paró cuando iba sorteando el tráfico para preguntarme si le recomendaba la moto. No cabe duda que en Husqvarna pusieron todos los puntos sobre las íes a la hora de diseñar una moto que atrapa la mirada (y el corazón cuando te subes a ella).
Si les late esta motocicleta, vayan a la agencia y hagan una prueba de manejo, pues la posición a sus mandos no es para todos. Pero si no tienen bronca con ella, les garantizo que se la van a pasar de lo lindo a bordo de la Husqvarna Vitpilen 401.