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Pedro Infante y su pasión por los motores

Automóviles, motocicletas y aviones, el ídolo de México tenía gasolina en las venas y por ello lo recordamos a 100 años de su nacimiento.

Pedro Infante y su pasión por los motores

“Parece que va llover,

El cielo se está nublando,

Parece que va llover,

¡Ay! mamá me estoy mojando

Salí para la cuidad

Confiado de mi paraguas

Y ahora que llueve ya

¡Ay! se me olvidó en la Gua Gua” …

Tras leer esto, seguramente vino a tu mente la icónica escena de la película A toda máquina (1951) donde Pedro Chávez (Pedro Infante) y Luis Macías (Luis Aguilar) entonan esta canción a todo pulmón mientras conducen las Harley Davidson pertenecientes al Escuadrón de la Policía de Tránsito de la Ciudad de México… y sí, tú también lo hiciste cantando.

Probablemente, este es el papel con el que los amantes de los automóviles nos sentimos más identificados con el ídolo de Guamúchil. Motocicletas, acrobacias, manejo en carretera, piques y un humor picaresco que nos hacen ver esta película una y otra vez. De hecho, tras filmar esta película y su secuela ¿Qué te ha dado esa mujer? (1952) surge un interés por las dos ruedas que lo impulsa a adquirir su propia Harley Davidson 1955.

 

No obstante, al menos en cuanto a películas se refiere, el Inmortal Pedro Infante también se ensució con motores, ya que en el filme El Inocente (1955) encarnó al mecánico Cutberto Gaudázar "Cruci", quien conquista a caprichosa y hermosa Mané (Silvia Pinal). Recordada es la escena final donde la pareja se aleja a bordo de un automóvil convertible desbielado (a propósito) mientras es remolcado por una grúa.

Pero el gusto de Pedro Infante Cruz por los motores trascendió la pantalla grande. De los autos más famosos que el cantante y actor oriundo de Mazatlán, Sinaloa destacan el magnífico Mercedes-Benz 300 SL 1956 blanco con interiores en rojo que lo acompañaba y presumía a la mínima provocación. Después de todo, no hay que olvidar que ese deportivo conocido como “Alas de Gaviota” era la sensación del momento por su elevada carga tecnológica que le permitían alcanzar los 260 km/h gracias a los 215 Hp emanados de seis cilindros en línea de 3.0 Litros.

Otra joya sobre ruedas que poseía el llamado Ídolo de México, era un Lincoln Continental Convertible 1942. Este modelo era triplemente especial, ya que en 1942 este automóvil no sólo presumía una actualización estética, sino que también su producción fue escaza debido a que ese fue el año en el que Estados Unidos entró a la Segunda Guerra Mundial. Bajo el cofre este elegante modelo del cual solamente se fabricaron 136 unidades era impulsado por un V12 306 cid (5.0 litros) capaz de erogar 130 caballos de fuerza.

Lamentablemente, esta pasión por los motores también significó el fin para Pedro Infante, ya que su deceso se daría a causa de un accidente aéreo (también eran un fanático de la aviación) cuando el Consolidated B-24 Liberator, bombardero utilizado durante la Segunda Guerra Mundial, que piloteaba bajo el seudónimo de “Capitán Cruz” se impactó en pleno centro de la ciudad de Mérida Yucatán un 15 de abril de 1957. Cabe destacar, que no era un novato y como prueba de ello estaban sus 2,989 horas de vuelo acumuladas.

Aunque en estos días estés atiborrado de películas y homenajes, con este pequeño artículo es la manera en la que en Autocosmos recordamos al Pedro Infante a 100 años de su nacimiento. De vez en cuando es bueno recordar a otros iconos amantes de los autos más allá de James Dean o Steve McQueen ¿no crees?

Por cierto, al final adjunto un videoclip con la canción del inicio para que te pongas de buenas escuchando a Pedro, Luis y el rugir de sus motocicletas. 

 

..."Aprieta el paso, que nos vamos a mojar,

cuídate mi prieta que te quiero acurrucar,

aprieta el paso que nos vamos a mojar,

cuidado con esa curva que te puedes derrapar,

aprieta el paso que nos vamos a mojar..."

 

 

 

 

Parece que va a llover

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