Si bien, en la actualidad el sector automotor está viviendo una revolución en cuestión tecnológica, ésta búsqueda de energías alternativas data de algunas décadas atrás. Por ejemplo, en 1972, BMW comenzó a experimentar con la movilidad cero emisiones con algunos vehículos dotados de un sistema eléctrico compuesto por un paquete de baterías de plomo que otorgaban una autonomía de aproximadamente 60 kilómetros.
Tres años después, la compañía germana creó un automóvil experimental, que utilizaba la plataforma del BMW LS, y a finales de la décadas de 1980 formó el programa de investigación para el desarrollo del “automóvil eléctrico con fuentes de energía de larga duración”, con el que se obtuvo experiencia y conocimientos en el uso de baterías de sodio y azufre.
A la par, BMW también construyó una plataforma especial de pruebas, con calculadora de rendimiento integrada, para el desarrollo de motores eléctricos, e inició experimentos con ocho autos eléctricos desarrollados sobre la base del 325iX para ser utilizados en el reparto del servicio postal alemán. Estos prototipos empleados en condiciones de uso reales y que usaban una nueva batería de sodio y azufre, triplicaban la energía disponble, además que eran más ligeros que los autos eléctricos que equipaban pilas de plomo-ácido.
BMW E1
Como parte de esta serie de ensayos de movilidad eléctrica por parte de la empresa alemana, en 1991, surgió un automóvil cero emisiones que estuvo a nada de ser viable, nos referimos al BMW E1. Este auto pensado para un entorno urbano ya no era un experimento sobre algún modelo habitual, sino que fue creado desde cero.
Por desgracia, este vehículo, que mostró en 1991 cómo serían los autos del futuro y que podemos catalogar como precursor del i3 e i8, no llegó a la producción en serie debido a que la tecnología de las baterías resultaba demasiado costosa, además de que no existía una infraestructura que permitiría recargarlos eficientemente.
Un ejemplo claro de que BMW iba con todo, es que el debut del BMW E1 ocurrió en el Auto Show de Frankfurt de 1991. Por mucho este vehículo era diferente al resto, al tiempo que se adelantaba a lo que estaba por venir: la movilidad eléctrica.
Proyecto Z11
Dentro de los objetivos que tenían los creadores de este automóvil, denominado internamente con el código Z11, estaba el uso diario, una autonomía razonable, capacidad para cuatro pasajeros más su equipaje y un alto nivel de seguridad.
Con esto en mente los ingenieros de BMW Technik GmbH desarrollaron un automóvil de apenas 3,460 mm de longitud y 1,500 mm de alto, pero con un amplio habitáculo debido a la gran distancia entre ejes. Por su parte, la arquitectura del BMW E1 sobresalía por su ligereza y elevados estándares de seguridad, gracias al bastidor de aluminio extruido y la carrocería creada a partir de polímeros reciclables. Cabe mencionar que al día de hoy la ingeniería empleada en su construcción sigue sorprendiendo a la industria. Y es que aun portando el paquete de baterías de 200 kilogramos, el E1 únicamente pesaba 907 kilogramos.
Dentro de las modificaciones que sufrió este auto eléctrico, es que para 1993, obtuvo un nuevo paquete de baterías “Zebra”, que mediante el uso de Sodio, Níquel y Cloro mejoraron el performance. Otro elemento innovador de este concepto y que esencial de los autos eléctricos de la actualidad es el sistema de regeneración y recuperación de energía a partir de la deceleración y el frenado del automóvil.
100% eléctrico
Toda serie de avances y tecnologías permitían a este Be-Eme tener una autonomía de 160 kilómetros (incluso un poco más que el Nissan Leaf cuando debutó en el mercado) y un tiempo de recarga muy similar al actual. Desde una toma de corriente convencional eran necesarias de seis a ocho horas de conexión, que se veían reducidas a dos horas si el auto era conectado a un cargador de alta potencia, que también recargaba el 80 por ciento de la batería en 60 minutos.
Por su parte, los 120 volts de potencia permitían que el motor eléctrico generara una potencia de 32 kW (43 hp) y un torque de 111 libras-pie. Con este poder, el E1 alcanzaba una velocidad máxima -limitada- de 120 km/h y una aceleración de 0 a 50 km/h en 6.0 segundos.
Anticipando el futuro
El BMW E1 no sólo fue un pionero en movilidad eléctrica y desarrollo estructural, sino que también lo que fue en diseño y aerodinámica, al grado que en el año de su debut muchos especialistas los titularon como “el auto más avanzado del siglo”.
En total, BMW fabricó cinco prototipos de este auto eléctrico, incluso fue desarrollada una versión para el mercado norteamericano que fue presentada en el Auto Show de Los Ángeles 1992.
Como lo mencionamos líneas arriba, aun con todos los esfuerzos de investigación, la tecnología de las baterías de esa época fue el obstáculo principal para que la marca no iniciara la producción en serie. Además, de ello no existía la demanda suficiente ni la conciencia por la movilidad eléctrica.
A pesar de que no llegó a las calles y carreteras de forma masiva, el BMW E1 obtuvo un lugar especial en la historia del automóvil por iniciar de forma formal la movilidad del futuro, nos referimos a la movilidad eléctrica.