Honda de México, instalada en El Salto, Jalisco, donde produce automóviles desde 1995, puede perder su registro como productor debido a la burocracia y a un tecnicismo al que la Secretaría de Economía parece aferrarse.
El Decreto para el Apoyo de la Competitividad de la Industria Automotriz, señala que para obtener el Registro de Empresa Productora de Vehículos Automotores Ligeros Nuevos para el año 2012, la empresa debe demostrar que fabricó cómo mínimo 50 mil unidades por año.
Este Registro lo deben renovar las empresas automotrices cada año. El plan de producción de Honda era de 55 mil unidades para el 2011. Con lo que nadie podía contar, por supuesto, era con el terremoto y posterior tsunami que afectó a Japón en marzo de 2011 y que obligó a la empresa a reducir a la mitad su producción en México, entre los meses de abril y agosto del 2011. Debido a esto, Honda sólo pudo llegar a la cifra de 47,000 unidades producidas el año pasado y ahí es donde entra el problema.
El argumento de la Secretaria de Economía, es que el citado Decreto no contempla una situación de desastre natural como la ocurrida en Japón el año pasado, que afectó el abastecimiento de algunas partes componentes vitales, que obligaron a Honda a reducir su producción.
Lo interesante de éste caso es que ese número de producción es simplemente declarado, no hay una fiscalización sobre el tema y si Honda hubiera decidido declarar un número superior a las 50 mil unidades producidas, probablemente no estuviera enfrentando el problemas de ahora.
“No hay pruebas”
La Dirección General de Industrias Pesadas y de Alta Tecnología, a cargo de Jesús Serrano Landeros, quien funge como Director General, señala que la empresa (Honda) "no aportó las pruebas necesarias a fin de demostrar de qué manera la situación de emergencia provocada por el terremoto y tsunami en Japón en marzo del 2011, afectó a la baja la producción en México".
Resulta una declaración interesante, porque cualquiera que esté un poco más informado sobre los temas de la industria automotriz, sabe que Honda fue una de las empresas más afectadas por el terremoto de Japón, habiendo perdido participación importante de mercado no sólo en México, también en otros países como Estados Unidos y Canadá.
De no renovarse el registro, Honda perdería el derecho de importar vehículos desde Tailandia, uno de sus principales centros productivos, sin el pago de impuestos. El Honda City, que viene de allá, tendría que pagar 30% de alícuota de importación, lo que lo sacaría de mercado.
El año pasado, Honda hizo el anuncio de una inversión adicional de cerca de 80 millones de dólares en su planta actual de El Salto, Jalisco, para adecuar la producción de la nueva CR-V, además de la nueva inversión de 800 millones de dólares para la construcción de una nueva planta en Celaya, Guanajuato. Resulta curioso que, pese al pasado inmediato y a las inversiones ya en proceso, Honda no sea considerada”mexicana” lo suficiente como para merecer un registro de fabricante nacional.
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