Cualquiera pudiera pensar que conducir un automóvil requiere que todas nuestras funciones motrices como piernas y manos –entre otros- son imprescindibles para llevar a cabo dicha actividad. Sin embargo después de conocer y entrevistar a Isabel Montes, una persona con discapacidad, que viaja y se traslada por cuenta propia en su vehículo, uno se queda sin palabras e impresionado de lo que hoy en día la tecnología y la voluntad pueden hacer que una persona como Isabel, viva una vida normal como cualquiera de nosotros.
Isabel tuvo un accidente automovilístico a la edad de 15 años, en el sufrió una lesión medular lo que le impide poder caminar, actualmente tiene 25 años y trabaja desde hace seis años en el área de recursos humanos de una empresa, estudia por las tardes-noches y además toma clases de natación. Para poder llevar esta vida tan ocupada, Isabel se traslada por su cuenta a cualquiera de los destinos antes mencionados, en su automóvil con una adaptación para personas con discapacidad.
“Para mí el poderme mover por mis propios medios fue y es una necesidad. Es la diferencia de decir: ¿Me llevas? a la de -ahorita regreso-” comenta Isabel. “Mi auto me dio seguridad, libertad e independencia. Mi vehículo son mis piernas, me puedo ir a trabajar, a estudiar, a mis clases de natación y salir con amigos.”
Isabel a pesar de no contar con la fuerza motriz de sus piernas, ella puede conducir su auto con las manos. En referencia a esto nos comenta sonriendo “Has escuchado decir que hay personas que manejan con las patas, bueno yo lo hago con la manos.”
La adaptación que tiene el vehículo de Isabel le permite acelerar y frenar con su mano izquierda, mientras que con su mano derecha controla el volante y la palanca de cambios. Uno pudiera imaginarse que al decir adaptación se requiere de un gran equipo mecánico y electrónico con un costo bastante alto. No obstante Isabel nos señala “no hay mucha difusión de esta tecnología. Sólo se necesita que el auto sea de transmisión automática. El equipo que instalaron en mi auto tiene un precio de 10 mil pesos, pero existen otros en el mercado mucho más económicos desde $3,500 pesos, son adaptables a cualquier unidad y se pueden quitar y poner fácilmente.”
El dispositivo de la unidad de Isabel es una palanca. No obstante cualquier persona puede conducir su auto fácilmente usando los pedales . “Mi vehículo no tiene nada de especial, un chico de un Valet Parking puede manejarlo” nos comenta.
Existen diversos vehículos muy equipados como camionetas que cuentan con elevadores según nos platica Isabel. Pero “yo no quería algo tan grande y complicado, quería un auto sencillo al cual yo me pudiera adaptar y que fuera realmente práctico sin tanta complicación.” Al llegar a su vehículo, nos comenta Isabel, ella se sube y se baja por su propia cuenta; mientras que la silla de ruedas –la cual es bastante liviana y fácil de desarmar- la guarda por sí misma y la puede colocar en el asiento del copiloto, aunque nos confiesa que en la mayoría de los lugares a los que llega la ayudan a meterla o sacarla de la cajuela.
Isabel recorre día a día tramos cortos de su casa al trabajo o a sus diversas actividades, su tiempo de traslado varía de 10 a 45 minutos. Tiene 5 años manejando su vehículo y le tomó sólo cuatro meses aprender a conducir con la adaptación del auto. “Mi hermano me enseñó, sólo que en lugar de usar mis pies, uso mis manos” señala Isabel quien además agregó “Hasta el momento eso de que -mujer al volante peligro constante-, conmigo no ha pasado y todo ha salido bien sin problema.”
Con respecto a manejar en carretera Isabel nos platica que le da un poco de miedo hacerlo. No obstante tiene amigos con el mismo tipo de adaptación que su vehículo, que sí se mueven y salen a carretera frecuentemente.
Sin duda conocer a Isabel, manejar y moverse como cualquiera de nosotros con su vehículo adaptado, es realmente impresionante. Pero es aún más extraordinario, admirar su emoción y voluntad de vivir el día a día realizando todas sus actividades, su ímpetu por seguir adelante y alcanzar sus metas nos hacen pensar que aún con una discapacidad “La vida siempre es una oportunidad y en ella siempre existen alternativas” agrega Isabel sonriendo.
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