Hace poco más de un siglo, el primer Horch fabricado en Zwickau (Alemania) dejaba triunfal la línea de montaje de su fábrica. Libre, estrenó las calles del distrito de Ehrenfeld en Colonia, dejando atrás las puertas de aquel edificio en el que cobró vida. Estos mismos muros son los que hoy resguardan un patrimonio cultural, ya que dan vida al Museo August Horch, en honor al ingeniero alemán fundador de Audi.
En 1988, un antiguo salón comedor de la fábrica de Sachsenring (parte de lo que solía ser la fábrica Audi) ofició de anfitrión de una pequeña exhibición de ejemplares de la época. Pese a las idas y vueltas que surcaron el proceso de reunificación alemana, la colección original sobrevivió y se incrementó a lo largo de los años.
Su colección de automóviles históricos, todos nativos de Zwickau, se ubica en el corazón del edificio que fue sometido a importantes obras de rediseño y restauración. En sus 2.500 metros cuadrados se elevaron los techos de los salones del sótano, se instalaron grandes ventanales que permiten la entrada de luz durante la mayor parte del día, y se concretó una idea más que original para parquear y exhibir los vehículos de antaño: simular la antigua calle Leipziger tal como era en la Zwickau de la década de 1930.
El vehículo más antiguo es un Horch 12-28 Phaeton de 1911, mientras que las joyas de esta sección son el bólido de carreras Auto Union Type C de 1936 y el Audi Type C de 1914, con el cual August Horch ganó el Rally Alpino, en esa época, la competencia de montaña más difícil de su clase en todo el mundo.
Además, se exhibe el último camión existente Horch 25-42 HP de 1916, y el chasis de un Audi Type M de 1927. Iconos de la historia de la marca que pueden apreciarse en vivo y en directo.
Recorrer los caminos de esta fábrica-museo es una invitación irresistible a la cuna de muchísimas ideas que influyeron en la industria de automoción alemana y mundial. Un paseo por los orígenes fundacionales de la marca de los cuatro aros.