El domingo 4 de noviembre se dio el final de un capítulo más del Automovilismo en nuestro país con el cierre de campeonato de Nascar México, pero el sentimiento del triunfo fue empañado por la duda y una aparente ayuda que se dio para que un piloto se quedara a como diera lugar de este campeonato.
Se supone si existirá realmente la justicia en los deportes de competencia donde se suman puntos para el final el ganador debe ser el que consiga más triunfos cosa que logró el piloto regio ganando en siete ocasiones en diferentes plazas de la República mientras que Quiroga se quedó sólo con cuatro aunque en la mayoría de carreras sumó una buena cantidad de puntos que lo mantuvieron cerca de Martínez.
La carrera celebrada en el D.F., le daba cierta ventaja por combinación de puntos a Martínez (podía Quiroga ganar y el ser 5°), pero bueno, la carrera se comenzó a inclinar por el piloto capitalino, esto sonaba coherente ya que en la fecha celebrada el 3 de junio en esta misma plaza también dominó Germán. Todo indicaría una carrera emocionante pactada a número de vueltas y no a tiempo pero la historia sería diferente.
La carrera comenzó sin problemas y casi no tuvo accidentes que retrasaran la acción. Todo cambió cuando Martínez ponchó la llanta delantera izquierda de su auto #18 y se fue hacia pits a realizar el cambio en este momento perdió una vuelta mientras los mecánicos intentaban cambiar la llanta tuvieron un poco de problemas y ya era inminente que perdiera una segunda vuelta, pero de la nada apareció una bandera amarilla encadenada y el auto de seguridad saltó a la pista inmediatamente poniéndose frente al contingente y dándole tiempo a Martínez de salir antes de que perdiera una segunda vuelta.
Si esto fue inexplicable lo que pasó luego fue aún más ya que inmediatamente se nombró a Martínez como el "perro afortunado" y recupero la primera vuelta que había perdido dejándolo sólo al final de la vuelta del líder. Dice el dicho (y dice bien) "el hubiera no existe" pero si "hubiera" perdido dos vueltas con respecto al líder podría haber llegado Martínez en 5° lugar, por supuesto que no y no por que no pueda sino que el ritmo de carrera que tenían los "Telmex" era superior.
Este fue una gran regalo para el veterano piloto y ya que nos encontramos entre regalos, el "carismático entre sus amigos" Óscar Ruíz justo al final de la carrera realizó una jugada muy polémica excelente para sus planes a futuro pero un tanto traidora con su equipo.
Para el final de carrera Ruíz se encontraba en segundo lugar y por detrás de Quiroga, mientras que Martínez había remontado hasta el quinto puesto, bajo estas circunstancias hipotéticamente Quiroga era campeón pero repentinamente en la recta posterior Ruíz acusó de que se le acabó la gasolina y casualmente se fue justo por detrás de Martínez pero ya no siguió cayendo en las posiciones (cuando se acaba la gasolina sabemos perfectamente que no se puede seguir), con esto el campeonato resulto para el piloto regio.
Personalmente me ha tocado estar en muchas carreras nacionales y presenciar varios finales de temporada así como cuando Martínez se alzaba con los campeonatos del extinto Campeonato Mustang su alegría era muy grande incluso podíamos ver como festejaba sus triunfos en la temporada esta vez su celebración fue vacía e incluso el equipo al terminar prácticamente empacó y se fue mientras que el júbilo vivía en el equipo Telcel donde celebraron al virtual campeón.
Existen muchos puntos de vista y al final usted lector sacará su propio juicio, al final no importa el movimiento desleal de Óscar Ruíz, ni que Martínez se fuera de nuevo al frente, al final lo que queda en juicio es la credibilidad del campeonato y sobre todo que la afición que conoce de Automovilismo se alejará (si más) del supuesto mejor campeonato de México.
Felicidades al campeón... y también a Rafa Martínez
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