Toluca, Estado de México. Febrero de 2007. La segunda generación del popular Mini ya está aquí y aunque se requieren ojos expertos para advertir los cambios exteriores. Es en el apartado tecnológico donde los cambios entre una generación y otra son más notables, ya que el Mini ya se beneficia de todo el arsenal tecnológico del que dispone BMW y eleva su categoría de auto subcompacto premium, a otro nivel.
Inconfundiblemente Mini
Sin duda, para unos ojos inexpertos, e incluso para unos que se precien de ser conocedores, encontrar las diferencias entre el nuevo Mini y el anterior es tarea complicada. Quizá uno de los elementos más notorios es que el hombro es más alto y se eleva todavía más hacia la parte trasera, haciendo los espacios de lámina más grandes, asimismo, los grupos ópticos delanteros cambian y la luz direccional queda dentro del faro principal, haciendo los faros de niebla más grandes. La parrilla por su parte también presenta cambios, al igual que el alerón trasero y las calaveras. Pero lo cierto es que el diseño básico permanece y lo hace inconfundible.
Si bien se cierto que con unos cambios tan ligeros, pudiera pensarse que se trata de un facelift, el nuevo Mini presenta cambios sustanciales en apartados como tecnología aplicada, espacio interior y aunque pareciera difícil de creer también en el manejo.
Los cambios notables, en el interior:
El fabricante ha rediseñado el habitáculo de manera profunda, aunque el nuevo Mini es ligeramente más grande, la habitabilidad ha mejorado mucho. Los materiales son de mejor tacto y todos los mandos son ahora en forma de palanca, mientras el emblema de la marca corona los controles del clima. El velocímetro es todavía más grande, como si el anterior no hubiera sido suficiente, pero existe una opción donde se ahí se proyectan todas las funciones del sistema de navegación.
Cayendo en la moda de la personalización, el nuevo Mini puede ordenarse con interiores al color de la carrocería e incorpora un sistema de iluminación ambiental que puede ser desde azul hasta rojo, pasando por algunas tonalidades moradas.
Tecnología de punta:
Es en este apartado donde el nuevo Mini se despega de su predecesor, en esta ocasión emplea el sistema de muliplexado con buses de fibra óptica, lo que permite procesar enormes cantidades de datos con una infraestructura de cableado más pequeña. Asimismo, la suspensión trasera, aunque mantiene la geometría multilink, tiene ahora componentes en aluminio. El DSC hace su aparición, aunque lamentablemente no en todas las versiones, asimismo el sistema de ayuda para evitar el retroceso en pendientes también está presente.
El nuevo motor, desarrollado conjuntamente con el grupo PSA es de 1.6 litros, con 120 CV para la versión atmosférica y de 175 CV para el turbo. Mismo que se acopla en ambos casos a transmisiones manual y automática de seis relaciones. Cabe señalar que en esta ocasión el motor ya no es supercargado, por lo que se obtiene mejor desempeño y consumo, así como una curva de par más plana. Existe también una función que entrega más torque por un periodo de 10 segundos, se llama overboost y entra en acción al detectar la necesidad de una maniobra de aceleración rápida.
El nuevo Mini, presenta mejor desempeño, la versión Cooper tiene un ajuste de suspensión más suave, ideal para tráfico citadino y solo es endurecida en la versión Cooper S o sobre pedido. La dirección es rápida y comunicativa como siempre, todo el conjunto se siente más pulido y refinado, una verdadera delicia en pista. Falta ver como le va en ciudad, sobretodo al Cooper S.
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