En los albores del siglo XX, el automovilismo era una disciplina incipiente, que además de despertar las mismas pasiones que se mantienen hasta hoy en día sirvió como punto de partida para un sinnúmero de iniciativas que buscaban romper récords, llevar la mecánica un paso más allá y -como es de costumbre para el ser humano- superarse arriesgando la propia vida.
En Turín, Italia, FIAT preparó un vehículo muy particular para intentar romper el récord de velocidad que por aquel entonces pertenecía a Blitzen Benz y lo denominó FIAT S76, aunque la historia lo conoció con el justo nombre de “La Bestia de Turín”.
¿Por qué esta denominación? Simple, bajo el cofre se escondía un cuatro cilindros de 28.5 L con 290 Hp a 1,900 rpm con tres bujías y cuatro válvulas por cilindro, árbol de levas a la cabeza, refrigeración por agua, suspensión a ballesta con eje rígido y cambio de cuatro velocidades más reversa, todo un logro tecnológico para la época.
Ahora, más de 100 años después, han vuelto a la vida a este monstruo. Verlo y escucharlo no tiene igual, eso sí, cuidado con el volumen.
