En México, la eficiencia energética es uno de los temas de mayor interés en materia energética y ambiental. Esto se debe a que los vehículos ligeros (vehículo de peso bruto no mayor a los 3,857 Kg) son dependientes de los combustibles fósiles como la gasolina y el diesel.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología (INE), en el 2006, el sector transporte contribuyó con el 20 porciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI), correspondiendo un 93% a los vehículos automotores.
Los indicadores de rendimiento de combustible en kilómetros por litro (Km/l), o su equivalencia medida en emisiones de bióxido de carbono por kilómetro (gCO2/Km), ayudan a medir de forma indirecta el consumo de combustible así como las emisiones de los vehículos que se incorporan al parque vehicular y que circularán por al menos 16 años en promedio en México.
Algunos países miembros de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Japón han monitoreado estos indicadores por varios años y han implementado diversas políticas como estándares para los vehículos nuevos, etiquetados como voluntarios u obligatorios, impuestos a vehículos poco eficientes y a los combustibles fósiles, con el fin de mejorar su desempeño.
Nuestro país realiza el monitoreo de estos indicadores, a través del método DEA, un sistema internacional estandarizado, que permite hacer comparaciones en tiempo y entre países, con el objetivo de conocer la evolución de las emisiones de bióxido de carbono provenientes del escape, el rendimiento de combustible de los vehículos ligeros nuevos y los cambios de características técnicas que influyen en los indicadores como la sombra, el peso bruto vehicular, el tamaño del motor y la potencia.
En los últimos 4 años, la eficiencia en México se ha incrementado en poco más de 1 Km/l, lo que equivale a un incremento del 10.8% con respecto a 2008. Esto puede deberse al cambio en la composición de ventas de la flota, la disminución de las ventas de vehículos diesel y la proporción de vehículos híbridos.
